La chica suicida otra vez colgando del abismo. De porte fantasmal, luce como los ángeles antes de caer. Su cabello endiablado, de color azabache, contrasta con la blanca palidez de su piel, blanca y argenta. Sus ojos grandes y afilados, penetrantes, rabiosos mirando hacia la nada…exhaustos, reclaman libertad…esa libertad que nunca quisiste dar.
De su pecho cuelga un corazón, un corazón mutilado, amorfo e inerte. Su sangre helada, dejo de correr hace tiempo. Llenándose de bilis sus venas. Tu sexo grita, desea ser poseída. Tus demonios te aclaman…debes ser exorcizada, ¿pero quién tendrá semejante valor? Si todo lo que tocas lo conviertes en ceniza. Caminas por la cornisa, eres una malabarista. Y más lloras, mas desciendes., en tu carrera infinita al averno.
Su boca es como la manzana del pecado, de rojo carmesí. Pulposa como la fruta más fresca, objeto de deseo y perdición. Pero su lengua es acida y sus dientes filosos, nadie que se le acerca podrá resistir a su mordisco letal. Su perfume huele a jazmines y azufre, y su voz es como una melodía agridulce.
La chica suicida, esta pendiendo de un hilo retorcido, a punto de cortarse, a punto de caer. Tu mente divaga, no existe paragón en tanta belleza maldita. Cuantos han querido salvarte…y todos, uno tras otro cayeron en tu trampa mortal. Eres mórbida, eres salvaje, eres tristeza y deseo, pasión y odio.
Nunca conoció el amor, ni una caricia, ni un beso dado con sentimiento. Su guía es el sexo, pero el sexo mal pago, el que hace doler…y deja ese amargo sabor de boca. Solo carnal, solo lujuria. No sabe lo que es ser amada ni deseada para bien. Solo un hermoso trozo de carne que pasa de mano en mano como un presente.
Mata tu agonía, entierra tu tristeza…Corta el hilo que te amarra. Suelta la cadena que te une al mundo. Desaparece como la niebla, y sin dejar huella. Nadie recordara tu nombre, por que fuiste nada para nadie. Y divagaras en el limbo, desorientada y sin brújula, sin barco ni timón, hasta hacerte nada, y esfumarte entre las estrellas.
De su pecho cuelga un corazón, un corazón mutilado, amorfo e inerte. Su sangre helada, dejo de correr hace tiempo. Llenándose de bilis sus venas. Tu sexo grita, desea ser poseída. Tus demonios te aclaman…debes ser exorcizada, ¿pero quién tendrá semejante valor? Si todo lo que tocas lo conviertes en ceniza. Caminas por la cornisa, eres una malabarista. Y más lloras, mas desciendes., en tu carrera infinita al averno.
Su boca es como la manzana del pecado, de rojo carmesí. Pulposa como la fruta más fresca, objeto de deseo y perdición. Pero su lengua es acida y sus dientes filosos, nadie que se le acerca podrá resistir a su mordisco letal. Su perfume huele a jazmines y azufre, y su voz es como una melodía agridulce.
La chica suicida, esta pendiendo de un hilo retorcido, a punto de cortarse, a punto de caer. Tu mente divaga, no existe paragón en tanta belleza maldita. Cuantos han querido salvarte…y todos, uno tras otro cayeron en tu trampa mortal. Eres mórbida, eres salvaje, eres tristeza y deseo, pasión y odio.
Nunca conoció el amor, ni una caricia, ni un beso dado con sentimiento. Su guía es el sexo, pero el sexo mal pago, el que hace doler…y deja ese amargo sabor de boca. Solo carnal, solo lujuria. No sabe lo que es ser amada ni deseada para bien. Solo un hermoso trozo de carne que pasa de mano en mano como un presente.
Mata tu agonía, entierra tu tristeza…Corta el hilo que te amarra. Suelta la cadena que te une al mundo. Desaparece como la niebla, y sin dejar huella. Nadie recordara tu nombre, por que fuiste nada para nadie. Y divagaras en el limbo, desorientada y sin brújula, sin barco ni timón, hasta hacerte nada, y esfumarte entre las estrellas.