Niña de papel

Suspira profundo y una mariposa se escapa de su nariz, creo que las ideas volaron lejos esa noche cálida de octubre.
Isabell es su nombre, y sus ojos son dos esferas de plata. Tiene pies y manos pequeñas gracias de la naturaleza, le hacen sentir el mundo de una forma chistosa y hasta incluso torpe. Todo cabe en su pequeña palma, el átomo engendro de vida, un suspiro, una ilusión….
Sus dedos son cortos y menudos, creo por que le cuesta trabajo aferrarse a las cosas, de todas formas, aunque en su diminuta proporción la gente sabe cuando Isabell está cerca. Su aura emana vida, todo se ve en colores cuando ella despierta: oro y purpura, blanco y añil, como una constelación entera que se abre paso desde su garganta. Podía ver el cosmos a través de ella, podía proyectarme en sus ojos de plata, y porque no?...si la veo como una extensión mía.
Muchas veces la vi llorar cristales de sus ojos argentos, un llanto que dolía en el pecho, que hubiera querido arrancar con mis manos y evitarle así su sufrimiento. Isabell tiene la sonrisa de un ángel y la inocencia mágica de un hada, tan solo le faltan alas para echarse a volar.
Me da magia, creo que es la única que puede lograr eso, que puede dejar que piense en monocromías, que olvide mis imágenes sepias y viva la vida en colores. Alimenta mi fantasía, me carga de sueños y me transporta donde solo yo se que quiero estar.
Isabell es la musa de los poetas, es la rosa del jardín de otoño, la blanca paloma en el cielo de mayo, es todo y cada uno de los astros de la bóveda celestial. Es mi deseo hecho verbo, hecho carne… es mi futuro.
Le dedico la vida, le dedico la eternidad, ella sabe lo que siento al pronunciar su nombre, logra que todas y cada una de mis defensas se desarmen, puede hacer que el mundo se pare con tan solo pestañear, logra lo imposible, logra lo posible.
Es la perla de mi estuario, mi pequeña estrella de cristal….mi pequeña niña interior, mi Isabell, mi niña de papel.