viernes, 17 de julio de 2009

Beatrice, la de la Rue de Paris



Ojitos chispeantes y naricita respingada, un vago lunar escondido junto a la altura de su boca, onduladas ondas marinas en tu pelo que se erizan...fragancia de sirena, ella era Beatrice la de la Ruè de Paris.
Yo era tan solo un borrego testarudo, encandilado por sus curvas, y ese aire tan infernal que emanaba de sus labios enbravesidos como el fuego, yo era tan solo un don nadie, un idiota...uno mas.

Sus tacones de cocodrilo colorados van afilando el paso, escaleras abajo en la noche que nos vio, intrigantes, sigilosos, bien atentos y afinados...dos sombras proyectadas en la pared del zaguán.Prometiendo amor eterno una noche de luna llena, entrelazado por sus perlas sobre mi cuello de pollo flaco, mientras sus piernas contorneadas se aferraban a mi ingle, como dos constrictoras que me quitaban el respiro, la decencia y el amor.

Eras una bataclana refinada y estirada, tan bella y asecina, como me fuiste a engañar!! Eras un figurin de porcelana, mi reina tan adorada, adornada con cristales y gotitas de Channel. Pero asi como yo te amaba, otros por ti tambien suspiraban y derramaban por tu cuerpo su sudor y su candor. Señores tan impios de abultadas billeteras, corazones espesos y almas negras como cuervos. Que iba a hacer un pobre diablo, tan corriente y tan vulgar como el pobre cristo que te amo.

Y es que no lo pude soportar, era demaciado para mi. Este pobre cuerpo flaco embriagado ya de pena, aconcejado de mi amigo el vino, en un reves del destino, me mire y me quise matar. Entre a su pieza como tromba, y entre sus sabanas de seda dormido me quede, hasta que de pronto oi venir unos pasos, una puerta que se abre y alli entraba Beatrice. Tan eterea y triunfante, sus manos envueltas de encaje, me levante de la cama y con fuerza la sujete. Mientras ella en carcajadas se reia, yo le hablaba de mi pena mas ella tan solo me evadia.Yo tanto ame a esa zorra que en mis manos se deshacia, como vino escurridizo por la tela de un mantel. Saque el cuchillo de su pecho y en un violento giron de mi puño, lo clave profundo en mi pecho
y a su lado me tumbe...Oh Beatrice, ma petite femme, les yeux pétillants et le nez Respingo. Au moins, maintenant, vous ne se moquent de moi.

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