martes, 23 de octubre de 2007

Ciudades magicas


A lo lejos, en el medio del cielo, un relámpago que encendió la ciudad de las luces muertas. Un rayo que parecía como una cicatriz en el corazón celeste. Luego del resplandor, se escucha un ruido como tambor de guerra. Las primeras gotas comienzan a caer, como lagrimas de Dios sobre nuestras cabezas.
Me siento en el escalón. Miro hacia los costados. Gente corriendo, otros caminaban despreocupados, y algunos otros; solo estaban ahí. El cielo se caía en pedazos, y yo disfrutaba de esa imagen apocalíptica que ante mis ojos se abría.
La lluvia se tornaba sensual, millones de gotas caían sobre mi piel como millones de dedos que me rosaban. Una tras una deslizándose sutilmente, recorriendo contornos, injertándose por mis poros. Totalmente extasiada, me subí al primer colectivo con rumbo a ninguna parte. Un boleto de ida por favor!!
Me senté en el último asiento para una mayor panorámica. Estire mis piernas como símbolo de dominio, y abrí la ventanilla dejando escapar la humedad ambiente. Bocinazos, gritos, insultos todo se acoplaba al nuevo escenario.
Me baje en la zona de los grandes gigantes, la ciudad de los edificios azules. Viejos monumentos a la tristeza, olvidados, añejos, mezcla de moho y recuerdos. Camine por sus calles angostas, olor a tango y bohemia se respiraba. De fondo una vieja melodía conocida acompañaba mi andar pausado. Rostros con historias, historias sin rostro. Todo danzaba ante mis sentidos. Carteles, imágenes, muchedumbre…Demasiada contaminación visual. Mis pupilas estaban dilatadas, descolocadas…necesitaba descansar…hacer introspección.
Cruce la calle, zigzagueando entre los autos que te pasan por encima como una vulgar mosca. Propicie algún insulto a un conductor desubicado y libidinoso, y me guarecí en un bar. Rustico pero acogedor, pequeño pero de corazón grande.
El olor a café molido trepaba por mi nariz de una forma más que excitante. La vieja radio pasaba un tema de mi banda favorita, extraño, ya que desentonaba con el aspecto arrabalero del lugar. Ordene un café con leche bien espumante con tres medialunas de manteca, recién horneaditas, crujientes y que desprendía un aroma a gloria impresionante.
Bebí mi café como una tromba. Siempre me reprocho el ser tan apurada con las cosas que me causan placer. Debería disfrutar más. Dejar que los sabores se fundan y se mezclen. Que los aromas se vuelvan uno solo y el mismo.
El lugar estaba casi vacío. Solo unas pocas almas sentadas a la espera de algo insospechado, un milagro. Todos personajes anónimos, con grandes pesos en sus espaldas y los vientres llenos de ese líquido amnésico, transformador de realidades.
Saque mi cuaderno de anotaciones, ese que siempre va conmigo…el de las tapas duras color verde, y comencé a garabatear esos rostros ajenos, perdidos. Los trazos se perdían con el papel, y con las luces que de apoco se fueron despidiendo.
Era tiempo de volver, o casualmente el mismo chofer que me trajo hasta estos parajes era el mismo que me devolvía a mi hogar dulce hogar. Afuera la lluvia había cesado, tan solo pendían las ultimas gotas de las copas de los arboles al agitarse con la briza de la madrugada.
Bajo, camino dos cuadras por las calles olvidadas, abro el portón e ingreso a mi hogar. Subo con sigilo las escaleras, como ladrón en la noche, y me meto en mi refugio, mi guarida de ermitaña, cofre de tantos divagues nocturnos.
Me zambullo en mi cama y dejo mis ojos cerrarse y volar de regreso otra vez a la ciudad de los edificios azules.

domingo, 21 de octubre de 2007

De amor y de odio




Amo: El caminar descalza por la casa, El helado de chocolate, las milanesas, el viento pegándome al rostro. La luna, El arcoíris luego de la lluvia, Escuchar mi canción favorita cuando estoy lejos, Los bosques. Las estrellas, los arboles de maple, los ositos cariñosos, la leche con chocolate, la luz, la oscuridad. Viajar en tren, mi soledad, la compañía, los osos de peluche, comer chocolate, reírme, llorar al ver una película, tomar fotografías, pintar, escribir… Caminar sin rumbo, divagar, soñar, vivir, la melancolía, los días de lluvia, el otoño, Londres, los paraguas, los espacios abiertos, pasar desapercibida, bailar, el cine, los colores oscuros, el bailey’s, estar con buenos amigos, los sábados, hacer música, cantar, olvidarme las cosas, las sorpresas, la espontaneidad, las conversaciones desquiciadas. Un buen libro, mis recuerdos, navidad, mi cumpleaños (por los regalos, jajá)
El mar, el olor a tierra mojada, el olor a pintura, viajar en tren, el sur, el suspenso, las caricias, las palabras sinceras, la verdad, la justicia, la libertad…sentir, besar, amar…hacer el amor. Dormir, pensar, ser y estar.


Odio: La sopa, las conversaciones monótonas, el calor, la música en español, la playa, viajar en bondi , llorar de tristeza, caminar con destino, pensar(siempre contradictoria), morir, los días soleados, el verano, los colores chillones, el chicle, los espacios cerrados, las personas aburridas o sabelotodo, olvidarme las cosas(otra contradicción mas), estar sola.
Los domingos, el futbol, el excremento de perro en las plazas, la monotonía, la muchedumbre, el olor a cigarrillo, los idiotas, las rubias tontas, Los espacios cerrados, la mentira, la traición, los celos, la maldad, odiar. Ahorrar, las escaleras, los políticos, los chorros, los violadores, la corrupción, los embotellamientos de tránsito, los programas basura de tv, las lapiceras que andan solo un día, los exámenes, ir al médico.
La violencia, los insultos, la falta de compromiso, la deslealtad, tener sexo, la mediocridad, la falta de ganas…el no tener esperanzas.

Radiografía de una persona amnésica…(de a poco comienzo a recordar)

viernes, 19 de octubre de 2007

Suicide girl!!!!


La chica suicida otra vez colgando del abismo. De porte fantasmal, luce como los ángeles antes de caer. Su cabello endiablado, de color azabache, contrasta con la blanca palidez de su piel, blanca y argenta. Sus ojos grandes y afilados, penetrantes, rabiosos mirando hacia la nada…exhaustos, reclaman libertad…esa libertad que nunca quisiste dar.
De su pecho cuelga un corazón, un corazón mutilado, amorfo e inerte. Su sangre helada, dejo de correr hace tiempo. Llenándose de bilis sus venas. Tu sexo grita, desea ser poseída. Tus demonios te aclaman…debes ser exorcizada, ¿pero quién tendrá semejante valor? Si todo lo que tocas lo conviertes en ceniza. Caminas por la cornisa, eres una malabarista. Y más lloras, mas desciendes., en tu carrera infinita al averno.
Su boca es como la manzana del pecado, de rojo carmesí. Pulposa como la fruta más fresca, objeto de deseo y perdición. Pero su lengua es acida y sus dientes filosos, nadie que se le acerca podrá resistir a su mordisco letal. Su perfume huele a jazmines y azufre, y su voz es como una melodía agridulce.
La chica suicida, esta pendiendo de un hilo retorcido, a punto de cortarse, a punto de caer. Tu mente divaga, no existe paragón en tanta belleza maldita. Cuantos han querido salvarte…y todos, uno tras otro cayeron en tu trampa mortal. Eres mórbida, eres salvaje, eres tristeza y deseo, pasión y odio.
Nunca conoció el amor, ni una caricia, ni un beso dado con sentimiento. Su guía es el sexo, pero el sexo mal pago, el que hace doler…y deja ese amargo sabor de boca. Solo carnal, solo lujuria. No sabe lo que es ser amada ni deseada para bien. Solo un hermoso trozo de carne que pasa de mano en mano como un presente.
Mata tu agonía, entierra tu tristeza…Corta el hilo que te amarra. Suelta la cadena que te une al mundo. Desaparece como la niebla, y sin dejar huella. Nadie recordara tu nombre, por que fuiste nada para nadie. Y divagaras en el limbo, desorientada y sin brújula, sin barco ni timón, hasta hacerte nada, y esfumarte entre las estrellas.

jueves, 18 de octubre de 2007

Bailarina en la oscuridad


A menudo me siento como ese narrrador omnisciente que se sienta a lo lejos a observar y a vivir la vida misma desde otro ángulo, como si nada me perteneciera.
Salí a caminar en lo profundo de la noche, acompañada de mi fiel amiga, la única que con esa sutileza puede captar las imágenes flotantes en mi mente…mi cámara. Me senté en el banco de una plaza desolada y por mi vista se cruzaron sensaciones inhóspitas, olores, imágenes, palabras, pero nada que fuera mío en verdad.
La gente pasaba, mas nadie volteaba a verme, me sentía invisible, como un adorno más de la decoración urbana. Y esa gente, en ese baile infinito de mascaras, estaba ahí y al mismo tiempo no estaba. Era una sensación extraña, esa sensación de no pertenecer; como cuando estás en un aeropuerto y no sabes en qué lugar del mundo te encuentras, perdiendo la noción espacio-tiempo, los “no lugares” que le llaman.
Pero el beneficio fortuito de ser y no ser, me ayudo a observar detenidamente el mundo que ante mis pies se desplegaba, como un gran abanico de posibilidades. Captar para mí esas imágenes, la gran farsa de la vida, como los seres animados luchan por ser y estar presentes. No personajes anónimos en la rueda de la fortuna. El gran ojo que todo lo ve.
Por un momento me sentí una especie de semi diosa. Podía interferir, cambiando su destino sin que ellos me vieran. La idea de la invincibilidad era algo más que seductor. Pero también existía el vacio.
Ángeles nocturnos, vagabundos, amantes apasionados buscando el amor o simplemente el contacto físico…tantos actores en el escenario, y ninguna obra que interpretar. Todos captados por mi gran ojo observador.
Doy un par de vueltas, de mis orejas colgaba mi mp3. Bendito aparato que sin él no soy nada. No solo es un simple artefacto tecnológico, es el pasaporte a un mundo infinito de relatos. Cada canción contenida, es un sentimiento diferente, en la cual soy por primera y única vez la gran protagonista de la historia. Me pierdo en la ciudad de los edificios, toneladas de hormigón y acero templado me sepultan. Me siento pequeña, como trepando en el vacío. Una equilibrista más. Bailarina en la oscuridad.
Al fin, en una de las esquinas; un rostro conocido. Nos saludamos. Ese abrazo fue como acoplar todo su cuerpo sobre el mío, mis huesos tronaron. El efecto de invincibilidad había desaparecido. Me sentía poco especial otra vez, una actriz más en este rol que la vida me dio a interpretar. Marchamos juntos a tomar un café, que finalmente termino en una bebida rubia y espumante, dulce ya amarga a la vez.
Así pasamos las horas entre conversaciones banales, y algún que otro beso sin alma para matar el tiempo cuando las palabras faltan. El sol salió, era tiempo de volver. Nos despedimos y de apoco nos fuimos alejando, remontados entre el sueño, el smog y el alcohol. Dos errantes más en el amanecer de una ciudad.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Reloj


Eran las cinco am de un día lluvioso y gris, ya no recuerdo el día, mas no así los sucesos. Esos quedaran pregnantes en mi memoria como un grabado a fuego.
El reloj de la vieja estación seguía girando, más el mío se había detenido en el espacio circundante. Los ojos me pesaban, como dos enormes bolsas de cemento que caían por mis parpados…aun guardaba vestigios de la mala noche de sueño anterior. Necesitaba hacer tiempo. Mi cabeza estaba dubitativa, aun divagaba entre el sueño y la realidad. Tome un café, negro y espeso como la niebla atmosférica que nos rodeaba., para ver si podía despejar las lagañas que me atormentaban.
Los minutos corrían carreras estrepitosas, mas yo seguía viendo todo en el mismo lugar. Los sonidos se intensificaban, sentía las pisadas retumbar en mis tímpanos, como pisadas de elefantes. Me estaba comenzando a desesperar. Comencé a caminar de un lado a otro desvariando. Hablando para mis adentros frases incoherentes. Un millón de pensamientos se venían a mi mente y no sabía cómo lidiar con todos ellos.
Me pare junto a un poste telefónico, crucé los brazos por detrás de la espalda y comencé a jugar con mis dedos de una forma bastante nerviosa, como entretejiendo miedos y esperanzas.
Por un segundo sentí como si la gente ya se estaba empezando a inquietar por mi presencia, miradas clavadas en mi nuca como miles de agujas de vidrio, perforantes…penetrantes. La angustia me consumía, sentía ese malestar correr por mis venas como un veneno…me daba asco, rabia. Sentía la ira brotar por mis ojos como cataratas de azufre.
El reloj marco las ocho. Exhale profundamente, como dejando escapar algo más que una bocanada de aire. Perfile hacia aquel banco, signo de la espera…e intentando no llorar, mis lagrimas se volvieron sal, y mi corazón de piedra caliza.
Y escribiendo una nota me aleje de tu recuerdo completamente:”YA ENTENDI TODO…VOLVERE DE DONDE NUNCA TENDRIA QUE HABER SALIDO. EN UNA MANO MI VALIJA, Y EN LA OTRA…UN PUÑADO DE SUEÑOS ROTOS”
Y el último tren con destino a ninguna parte salió del andén…y la vida giraba, giraba y giraba.

lunes, 15 de octubre de 2007

Corazon de marfil


Una suave briza primaveral envuelve el aire. Hipnotizados por el suave perfume de las fresias que descansan en el viejo florero de color rubí, trepamos al cielo en una carrera infinita.
Siento el corazón débil, como débil es mi voluntad. Un corazón como de marfil, factible de romperse en pedazos cada vez que con tus dedos vas delimitando el contorno. La atmosfera me consume, tan solo resta esperar. En el fondo, escucho voces como latigazos en la sien. No me dejan dormir, es que tan solo no puedo dejar de pensar en ti, y en esas noches fugitivas que vivimos.
El aire es enviciante, siento el pecho comprimido. Las palabras no resuenan. Siento la garganta áspera, como una lija vieja…deseo gritar mas la voz no sale, no vibra. Me tiemblan las rodillas, siento miedo.
Mis ojos se derriten transformando lo real y tangible. Todo está dando vueltas. Las formas se perfilan como a través de un caleidoscopio, donde luces y colores se transfiguran, para formar una nueva realidad. Los olores que penetran por mi nariz, van anestesiando mis sentidos. Deseo saltar, y encontrarte en el vacio eterno.
Las horas van pasando, y el tiempo nos corre con tiranía. Tu pecho se acopla al mío, parecemos seres andróginos batallando por escapar y encontrarse a la vez. Una gota de sudor frio rueda por la espalda, contraigo los pies, mientras en el rostro se dibuja alguna mueca. Mis cabellos finos y enmarañados te van atando como en una gran telaraña. Esta noche serás mi víctima. Te devorare, te desarmare en átomos, y absorberé todo de ti…para que te fundas en mis poros, para que seas parte de mi sangre, mi sudor y mi hedor.
Volamos, el espacio es nuestro. Tocamos lo divino con la punta de los dedos, nos consumimos. Sentí la explosión y la implosión de todo mi ser, estallando en millones de macropartículas que se fundieron con el aroma de las flores. Al fin sonó mi voz, en un grito de vida y muerte a la vez, de mi garganta manaban sonidos estremecedores, que entibiaron tu corazón palpitante.
Al final del viaje, repose en tu hombro, y caí rendida ante tanta magia. Al fin me rendí, baje las armas y sucumbí ante la inmensidad de tus ojos vidriosos, mientras tus manos me hacían de cobijo. Luego…nos miramos, nos besamos…en la despedida de la noche blanca, y la triste realidad de volver a lo real.

La vie est expresionism!!!




Hace un par de días atrás…mmm, ya no recuerdo bien exactamente... (perdón pero demasiada información se ha incorporado últimamente)…mientras estaba preparando mi clase para Historia del Arte, descubrí con extraña apariencia aspectos muy similares de mi insignificante existencia con dos personajes patrones del movimiento expresionista. Munch y Ensor.
Ambos dos, relataban con total sensibilidad las miserias del mundo y sus tragedias, pero desde diferentes ángulos. Mientras que Munch, pintor escandinavo…autor de la supermega-archi reconocida obra “El Grito”, retrataba sus decepciones, angustias, miedos y tristezas desde la absoluta depresión; Ensor, precursor flamenco, lo hacía desde la burla, la sátira. Para él la vida era un gran juego, una farsa bien orquestada.
Ahora bien…al mirar sus obras y sus conceptos de vida. Me refleje bastante en su pensamiento. La melancolía, es el estado de ánimo que mejor nos sienta. Esa búsqueda eterna. Amantes de lo solitario, nos gusta guarecernos como ermitaños ante el mundo. Somos eternos escapistas que confrontamos la realidad quizás a veces reflejando más dolor todavía, queriendo despertar conciencia en quienes nos observan.
Si bien, carezco del espíritu autodestructivo y absolutamente fantasmal de ambos. Siento belleza al ver sus obras. A pesar del dolor, y toda la carga simbólica que ellas conllevan. Es absolutamente interesante, el pensar como el hombre suele maravillarse ante lo horrendo. Encontramos belleza en el dolor, porque él en sí mismo es expresión pura. Nos vasta tan solo con encender la tv. El 99% de los programas televisivos, son reflejo de todas las miserias humanas, del dolor…y en ciertos momentos, aunque en un principio escandalicen, terminan seduciéndonos, nos atrae…Esa pequeña cuota de morbosidad humana. No puedo mirar, pero sin embargo no puedo alejarme de él!
La vida, es completamente expresionista. Desde el dolor a la más pura de las alegrías. El dinamismo, la energía del vivir se refleja en esas obras. La expresión es sentir…por lo tanto el sentir es vivir!!!

sábado, 13 de octubre de 2007

Luna Rosa


Una suave atmosfera rosada tiñe la bóveda celestial. Allí se encuentra mi luna. Altiva y serena, envuelta en esa gran bruma que la contagia de color. Creo que hable demasiado rápido. Y todos los pensamientos que le propicio quedaron suspendidos en el aire. ¿Me amara como yo la amo?... ¿pensara en mi?
Cada noche abordamos siempre el mismo tren a la melancolía, su ruta ya no nos lleva a ninguna parte. Te miro, allá arriba...suspendida en el espacio infinito. Te oigo llorar entre millones de estrellas fugaces…y yo aquí, imposibilitada.
Deseo tenerte, que te fundas en mí. No quiero que nadie más te contemple…deseo robarte y colgarte en mi pecho, que seamos uno por toda la eternidad. Mi luna rosa…eres frágil como porcelana, etérea, sublime…te observo y te anhelo; mas me siento inferior, por que nunca estaré a tu alcance.
¿Por qué te amo tanto?... ¿será que en ti reflejas el nombre de mi amor?...necesito alcanzarte. Navegar hasta ti. Los ojos me duelen como dagas infinitas clavadas en mis retinas. Mi corazón se desploma y se rinde ante tu majestad. Te deseo…como jamás he deseado nada en este universo…mas también te odio de tanto adorarte.
Creo que ya lo he visto, creo que ya lo he escrito…la luna rosa esta en el camino. Y allí seguirás por siempre…hasta el día que remonte y vaya a tu encuentro. Nadie está a tu altura, y mucho menos…yo.

jueves, 11 de octubre de 2007

Mariposa negra


Corria, se escaba. Temerosa y austada. Por sus ojos algunas veces se filtraban lagrimas, finas y filosas, como cristales que cortaban su mirada.
Su sonrisa, ya no era la misma. Hacia tiempo ya que de su voz no se escuchaba nada, mas que amarguras.
Su timbre de gorrion, hacia mucho ya que se habia ensombrecido por los humos,
dejando una estela espesa, tan pesada como las cadenas que amarraban sus pies pequeños.
Desanjelada y sin Dios...buscaba en lo profundo unas alas que la ayudasen a volar, mas alla de su propia miseria.
Ya no recuerda su nombre, no recuerda su voz, si alguna vez fue feliz...es una vagabunda de sus propios deseos, carente de tacto, ajena a todo y todos.
Pequeña suicida, eres como una mariposa, que pronto morira. Hermosa, sombria y grotesca a la vez.
Eres sadica...te encanta flagelar tu corazon. Te llenas las manos de sangre, y como un autista, esquivas la mirada. En tus ojos ya hay nada. Solo el vacio existencial. Quizas, en esa cabeza perversa, aun pueda encontrar algun vestigio de lo que alguna vez fuiste...y salvarte de alguna forma de arder. Pero siento que es tarde, y tu mariposa negra...ya elegiste tu destino. Te congelaras hasta que el frio haga de ti una simple estatua de cristal, que yacera por siempre.