Casilleros que se encierran, miradas apretadas tras dos parpados sombrios. Hoy escaparemos de la prision que nos somete y saltaremos la encrucijada de nuestras vidas, tocaremos los polos y sentiremos la energia brotar emanando electrificante desde las puntas de nuestros dedos.
Armaremos un pielago, y alli dormiremos en el remanso del ocaso, tras la ultima luz que se extingue, bajo el prisma de color, se esfuman las esencias se pierden los sentidos y solo somos libres...volamos, solo volamos
martes, 22 de abril de 2008
martes, 1 de abril de 2008
necridad
Oscuridad, falta de luz. Un sonido, un eco mortal resonante en el fonde del alma en lo profundo de la mente, que se pega a la carne que se adiere al hueso, que corroe las venas y me carcome el pecho.
Todo negro veo, sin salida, atada a la suerte o al azar, a tus manos a tu recuerdo, a tu olvido...como hago para olvidar??...como hago para matarte??..y matarme??, quiero morir, quiero vivir..quiero...te quiero...te odio!!
Todo negro veo, sin salida, atada a la suerte o al azar, a tus manos a tu recuerdo, a tu olvido...como hago para olvidar??...como hago para matarte??..y matarme??, quiero morir, quiero vivir..quiero...te quiero...te odio!!
viernes, 14 de marzo de 2008
a vos

No se como llegaste, como empezo todo, como viniste a parar a mi esa tarde de calor, bajo la onda de rayos gama que iluminaba mi vida gris. Me conociste no en un buen momento, me conociste vulnerable, triste y desposeida, me diste una tarde, una charla una compañia eterna virtual.
Te llame, me llamaste, con no solo el pensamiento sino tambien con la viva voz, con el deseo preciso de alguien que busca amar por un instante eterno.
Vole, mi cabeza se fue mas alla de lo que mi mente podia imaginar, hui, hacia donde vos estabas, esperando, deseando por mi, por una tarde, un momento, un instante para verme a los ojos y perderte en mi mirada, un momento para hallarte y desnudar,no solo tu cuerpo sino tambien tu alma, tu mente, tu corazon...tu sexo.
Cada noche te apoderas de mi, me haces el amor con tu mente, con tus palabras con toda tu imaginacion. Deseo que me poseas, ser tuya tan solo por un instante y luego desaparecer con vos, no volver jamas, y ser uno los dos en el espacio...quiero que me mates.
miércoles, 27 de febrero de 2008
Requiem

Crea una historia
has que el momento llegue, y luego dejalo desaparecer en el aire.
Has un silencio y deja que penetre tu mente, nadie podra escucharnos en la oscuridad.
Envia un mensaje a Dios, y esparse por el aire cada una de tus mentiras.
este es nuestro requiem, nuestra hora de decir adios.
Cierra tus ojos y duerme, duerme, duerme.
Caos, corrupcion, miedo y desesperacion corrompen nuestras almas.
No hay lugar en esta tierra para tu alma y mi alma.
Este es nuestro requiem, adios, buenas noches....adios, descansa.
jueves, 14 de febrero de 2008
Sweet love

Eres mi dulce amor
y cada vez que caigo en la belleza de
la eternidad de
el azul grisaceo de tus ojos muero.
Ers mi dulce amor,
y cada vez que beso el terciopelo de,
el electrico sabor de tus labios siento volar.
eres mi dulce amor,
y cada vez eres tu
la forma en que te mueves, la forma en que respiras, la forma en que me ves cuando me pierdo en ti.
Y cuando te veo venir, siento como el silencio suspendendido va susurrando tu amor, y tu gracia.
Y luego te sonries, cerrando lentamente los ojos, derramando sobre tu mejilla otra lagrima de Dios
Dedicado a vos...ojala alguna vez lo leyeras...........................................................................................
sábado, 9 de febrero de 2008
Catarsis en la lluvia

Madrugada de lluvia, madrugada que viene pesada y con sabores amargos del dia que se fue. Una noche mas en vela, en compañia de la soledad y la radio malevola que no se cansa de cantar mis miserias una y otra vez.
Tengo las pupilas dilatadas, parecen dos enormes discos resplandecientes en la oscuridad del cuarto azul, fijos, inmoviles pestaneando al compas del reloj, maldito reloj que avanza tan lento. Las horas se hacen eternas, la eternidad ya pierde sentido. Todo se pierde.
Suspire una y otra vez, en ese aliento profundo quizas exorsice algun que otro demonio, no se. Mi cabeza esta muy confusa, muchas voces me hablan al mismo tiempo. Muchos recuerdos, demasiadas notas mentales se van mezclando.
Todo va girando, realidad y fantasia, el dulce sabor amargo del olvido, la amnesia total de los sentidos, Pues si, ya me olvide de ver, de sentir, perdi el contacto con todos los sonidos mas tambien el sabor de las cosas. Me volvi tosca, necia, un ente en la soledad del cuarto hasta apagar el sol.
domingo, 3 de febrero de 2008
princesa de cristal

Segundos, minutos, horas,dias he desaparecido de la faz encantada de la tierra, hoy que me amigue con la vida, hoy que hice tregua a mi inconciente he vuelto, detras de la niebla, como en una tormenta, atravenzando las tinieblas que turban mi inocencia.
Aqui estoy, alli estuve, como crisalida encerrada en capullo de seda, luchando, rasgando por un poco de luz, suplicando por una endija que me permitiera sentir el aire nuevo y saborear la libertad. Pero se que al final de todo, sera una libertad efimera, puesto que las mariposas solo se regocijan de su vuelo por una sola vez para luego perecer, pero con ellas se llevarán el sabor de la lucha infinita, la hermosura y delicadesa de su ser, el recuerdo eterno de una libertad soñada.
Esa soy yo, una princesa de cristal atrapada en su castillo de plata y agua marina, una niña melancolica de ojos extraviados, que busca el presente, mas vive en la añoranza de un pasado inconcreto. La mujer de pies descalzos, de uñas negras filosas, de labios amargos, que sueña, que derrama sal, que derrocha sueños, que derrocha vida, que no le teme a la muerte, por que ya ha estado en ella. una mente que piensa, que imagina que se retuerse en el divague con un corazon que palpita, que la envuelve y miente, que le da alegrias mas tambien tristezas.
Al fin llegue, de aqui no me muevo y esperare el ocaso que toque mi alma volatil, ya no buscare las llaves que abran las puertas, me sentare aguardar a que alguien toque la puerta de mis dias.
Mientras tanto dormire en el remanso profundo de los que esperan vivir.
sábado, 12 de enero de 2008
El ojo del amo
-El ojo del amo -le dijo su padre, señalándose un ojo, un ojo viejo entre los párpados ajados, sin pestañas, redondo como el ojo de un pájaro-, el ojo del amo engorda el caballo.
-Sí -dijo el hijo y siguió sentado en el borde de la mesa tosca, a la sombra de la gran higuera.
-Entonces -dijo el padre, siempre con el dedo debajo del ojo-, ve a los trigales y vigila la siega.
El hijo tenía las manos hundidas en los bolsillos, un soplo de viento le agitaba la espalda de la camisa de mangas cortas.
-Voy -decía, y no se movía.
Las gallinas picoteaban los restos de un higo aplastado en el suelo.
Viendo a su hijo abandonado a la indolencia como una caña al viento, el viejo sentía que su furia iba multiplicándose: sacaba a rastras unos sacos del depósito, mezclaba abonos, asestaba órdenes e imprecaciones a los hombres agachados, amenazaba al perro encadenado que gañía bajo una nube de moscas. El hijo del patrón no se movía ni sacaba las manos de los bolsillos, seguía con la mirada clavada en el suelo y los labios como silbando, como desaprobando semejante despilfarro de fuerzas.
-El ojo del amo -dijo el viejo.
-Voy -respondió el hijo y se alejó sin prisa.
Caminaba por el sendero de la viña, las manos en los bolsillos, sin levantar demasiado los tacones. El padre se quedó mirándolo un momento, plantado debajo de la higuera con las piernas separadas, las grandes manos anudadas a la espalda: varias veces estuvo a punto de gritarle algo, pero se quedó callado y se puso a mezclar de nuevo puñados de abono.
Una vez más el hijo iba viendo los colores del valle, escuchando el zumbido de los abejorros en los árboles frutales. Cada vez que regresaba a sus pagos, después de languidecer seis meses en ciudades lejanas, redescubría el aire y el alto silencio de su tierra como en un recuerdo de infancia olvidado y al mismo tiempo con remordimiento. Cada vez que venía a su tierra se quedaba como en espera de un milagro: volveré y esta vez todo tendrá un sentido, el verde que se va atenuando en franjas por el valle de mis tierras, los gestos siempre iguales de los hombres que trabajan, el crecimiento de cada planta, de cada rama; la pasión de esta tierra se adueñará de mí, como se adueñó de mi padre, hasta no poder despegarme de aquí.
En algunos bancales el trigo crecía a duras penas en la pendiente pedregosa, rectángulo amarillo en medio del gris de las tierras yermas, y dos cipreses negros, uno arriba y otro abajo, que parecían montar guardia. En el trigal estaban los hombres y las hoces moviéndose; el amarillo iba desapareciendo poco a poco como borrado, y abajo reaparecía el gris. El hijo del patrón, con una brizna de hierba entre los dientes, subía por atajos la pendiente desnuda: desde los trigales los hombres ya lo habían visto subir y comentaban su llegada. Sabía lo que los hombres pensaban de él: el viejo será loco pero su hijo es tonto.
-Buenas -le dijo U Pé al verlo llegar.
-Buenas -dijo el hijo del patrón.
-Buenas -dijeron los otros.
Y el hijo del patrón respondió:
-Buenas.
Bien: todo lo que tenían que decirse estaba dicho. El hijo del patrón se sentó en el borde de un bancal, las manos en los bolsillos.
-Buenas -dijo una voz desde el bancal de más arriba: era Franceschina que estaba espigando. Él dijo una vez más:
-Buenas.
Los hombres segaban en silencio. U Pé era un viejo de piel amarilla que le caía arrugada sobre los huesos. U Qué era de edad mediana, velludo y achaparrado; Nanín era joven, un pelirrojo desgarbado: el sudor le pegaba la camiseta y una parte de la espalda desnuda aparecía y desaparecía con cada movimiento de la hoz. La vieja Girumina espigaba, acuclillada en el suelo como una gran gallina negra. Franceschina estaba en el bancal más alto y cantaba una canción de la radio. Cada vez que se agachaba se le descubrían las piernas hasta las corvas.
Al hijo del patrón le daba vergüenza estar allí haciendo de vigilante, erguido como un ciprés, ocioso en medio de los que trabajaban. «Ahora», pensaba, «digo que me den un momento una hoz y pruebo un poco.» Pero seguía callado y quieto mirando el terreno erizado de tallos amarillos y duros de espigas cortadas. De todos modos no sería capaz de manejar la hoz y haría un triste papel. Espigar: eso sí podía hacerlo, un trabajo de mujeres. Se agachó, recogió dos espigas, las arrojó en el mandil negro de la vieja Girumina.
-Cuidado con pisotear donde todavía no he espigado -dijo la vieja.
El hijo del patrón se sentó de nuevo en el borde, mordisqueando una brizna de paja.
-¿Más que el año pasado, este año? -preguntó.
-Menos -dijo U Qué-, cada año menos.
-Fue- dijo U Pé- la helada de febrero. ¿Se acuerda de la helada de febrero?
-Sí -dijo el hijo del patrón. Pero no se acordaba.
-Fue -dijo la vieja Girumina- el granizo de marzo. En marzo, ¿se acuerda?
-Cayó granizo -dijo el hijo del patrón, mintiendo siempre.
-Para mí -dijo Nanín- fue la sequía de abril. ¿Recuerda qué sequía?
-Todo abril -dijo el hijo del patrón. No se acordaba de nada.
Ahora los hombres habían empezado a discutir de la lluvia y el hielo y la sequía: el hijo del patrón estaba fuera de todo ello, separado de las vicisitudes de la tierra. El ojo del amo. El era sólo un ojo. Pero, ¿para qué sirve un ojo, un ojo solo, separado de todo? Ni siquiera ve. Claro que si su padre hubiera estado allí habría cubierto a los hombres de insultos, habría encontrado el trabajo mal hecho, lento, la cosecha arruinada. Casi se sentía la necesidad de los gritos de su padre por aquellos bancales, como cuando se ve a alguien que dispara y se siente la necesidad del estallido en los tímpanos. Él no les gritaría nunca a los hombres, y los hombres lo sabían, por eso seguían trabajando sin darse prisa. Sin embargo era seguro que preferían a su padre, su padre que los hacía sudar, su padre que hacía plantar y recoger el grano en aquellas cuestas para cabras, su padre que era uno de ellos. Él no, él era un extraño que comía gracias al trabajo de ellos, sabía que lo despreciaban, tal vez lo odiaban.
Ahora los hombres reanudaban una conversación iniciada antes de que él llegara, sobre una mujer del valle.
-Eso decían -dijo la vieja Girumina-, con el párroco.
-Sí, sí -dijo U Pé-. El párroco le dijo: Si vienes te doy dos liras.
-¿Dos liras? -preguntó Nanín.
-Dos liras -dijo U Pé.
-De las de entonces -dijo U Qué.
-¿Cuánto serían hoy dos liras de entonces? -preguntó Nanín.
-No poco -dijo U Qué.
-Caray -dijo Nanín.
Todos reían de la historia de la mujer; el hijo del patrón también sonrió, pero no entendía bien el sentido de esas historias, amores de mujeres huesudas y bigotudas y vestidas de negro.
Franceschina también llegaría a ser así. Ahora espigaba en el bancal más alto, cantando una canción de la radio, y cada vez que se agachaba la falda se le subía más, descubriendo la piel blanca de las corvas.
-Franceschina -le gritó Nanín-, ¿irías con un cura por dos liras?
Franceschina estaba de pie en el bancal, con el manojo de espigas apretado contra el pecho.
-¿Dos mil? -gritó.
-Caray, dice dos mi l-dijo Nanín a los otros, perplejo.
-Yo no voy ni con curas ni con «civiles» -gritó Franceschina.
-Con militares, ¿sí? -gritó U Qué.
-Ni con militares -contestó y se puso a recoger espigas de nuevo.
-Tiene buenas piernas la Franceschina -dijo Nanín, mirándoselas.
Los otros las miraron y estuvieron de acuerdo.
-Buenas y rectas -dijeron.
El hijo del patrón las miró como si no las hubiera visto antes e hizo un gesto de asentimiento. Pero sabía que no eran bonitas, con sus músculos duros y velludos.
-¿Cuándo haces el servicio militar, Nanín? -dijo Girumina.
-Hostia, depende de que quieran examinar otra vez a los eximidos -dijo Nanín-. Si la guerra no termina, me llamarán a mí también, con mi insuficiencia torácica.
-¿Es cierto que Norteamérica ha entrado en la guerra? -preguntó U Qué al hijo del patrón.
-Norteamérica -dijo el hijo del patrón. Tal vez ahora podría decir algo-. Norteamérica y Japón- dijo y se calló. ¿Qué más podía decir?
-¿Quién es más fuerte: Norteamérica o Japón?
-Los dos son fuertes -dijo el hijo del patrón.
-¿Es fuerte Inglaterra?
-Eh, sí, también es fuerte.
-¿Y Rusia?
-Rusia también es fuerte.
-¿Alemania?
-Alemania también.
-¿Y nosotros?
-Será una guerra larga -dijo el hijo del patrón-. Una guerra larga.
-Cuando la otra guerra -dijo U Pé-, había en el bosque una cueva con diez desertores-. Y señaló arriba, en dirección de los pinos.
-Si dura un poco más -dijo Nanín- yo digo que nosotros también terminaremos metidos en las cuevas.
-Bah -dijo U Qué-, quién sabe cómo irá a terminar.
-Todas las guerras terminan así: al que le toca, le toca.
-Al que le toca le toca -repitieron los otros.
El hijo del patrón empezó a subir por los bancales mordisqueando la brizna de paja hasta llegar a Franceschina. Le miraba la piel blanca de las corvas cuando se inclinaba a recoger las espigas. Tal vez con ella sería más fácil; se imaginaría que le hacía la corte.
-¿Vas alguna vez a la ciudad, Franceschina? -le preguntó. Era un modo estúpido de iniciar una conversación.
-A veces bajo los domingos por la tarde. Si hay feria, vamos a la feria, si no, al cine.
Había dejado de trabajar. No era eso lo que él quería; ¡si su padre lo viera! En vez de montar la guardia, hacía hablar a las mujeres que trabajaban.
-¿Te gusta ir a la ciudad?
-Sí, me gusta. Pero en el fondo, por la noche, cuando vuelves, qué te ha quedado. El lunes, vuelta a empezar, y te fue como te fue.
-Claro -dijo él mordiendo la brizna.
Ahora había que dejarla en paz, si no, no volvería a trabajar. Dio media vuelta y bajó.
En los bancales de abajo los hombres casi habían terminado y Nanín envolvía las gavillas en lonas para bajarlas cargadas sobre las espaldas. El mar altísimo con respecto a las colinas empezaba a teñirse de violeta del lado del ocaso. El hijo del patrón miraba su tierra, pura piedra y paja dura, y comprendía que él le sería siempre desesperadamente ajeno.
-Sí -dijo el hijo y siguió sentado en el borde de la mesa tosca, a la sombra de la gran higuera.
-Entonces -dijo el padre, siempre con el dedo debajo del ojo-, ve a los trigales y vigila la siega.
El hijo tenía las manos hundidas en los bolsillos, un soplo de viento le agitaba la espalda de la camisa de mangas cortas.
-Voy -decía, y no se movía.
Las gallinas picoteaban los restos de un higo aplastado en el suelo.
Viendo a su hijo abandonado a la indolencia como una caña al viento, el viejo sentía que su furia iba multiplicándose: sacaba a rastras unos sacos del depósito, mezclaba abonos, asestaba órdenes e imprecaciones a los hombres agachados, amenazaba al perro encadenado que gañía bajo una nube de moscas. El hijo del patrón no se movía ni sacaba las manos de los bolsillos, seguía con la mirada clavada en el suelo y los labios como silbando, como desaprobando semejante despilfarro de fuerzas.
-El ojo del amo -dijo el viejo.
-Voy -respondió el hijo y se alejó sin prisa.
Caminaba por el sendero de la viña, las manos en los bolsillos, sin levantar demasiado los tacones. El padre se quedó mirándolo un momento, plantado debajo de la higuera con las piernas separadas, las grandes manos anudadas a la espalda: varias veces estuvo a punto de gritarle algo, pero se quedó callado y se puso a mezclar de nuevo puñados de abono.
Una vez más el hijo iba viendo los colores del valle, escuchando el zumbido de los abejorros en los árboles frutales. Cada vez que regresaba a sus pagos, después de languidecer seis meses en ciudades lejanas, redescubría el aire y el alto silencio de su tierra como en un recuerdo de infancia olvidado y al mismo tiempo con remordimiento. Cada vez que venía a su tierra se quedaba como en espera de un milagro: volveré y esta vez todo tendrá un sentido, el verde que se va atenuando en franjas por el valle de mis tierras, los gestos siempre iguales de los hombres que trabajan, el crecimiento de cada planta, de cada rama; la pasión de esta tierra se adueñará de mí, como se adueñó de mi padre, hasta no poder despegarme de aquí.
En algunos bancales el trigo crecía a duras penas en la pendiente pedregosa, rectángulo amarillo en medio del gris de las tierras yermas, y dos cipreses negros, uno arriba y otro abajo, que parecían montar guardia. En el trigal estaban los hombres y las hoces moviéndose; el amarillo iba desapareciendo poco a poco como borrado, y abajo reaparecía el gris. El hijo del patrón, con una brizna de hierba entre los dientes, subía por atajos la pendiente desnuda: desde los trigales los hombres ya lo habían visto subir y comentaban su llegada. Sabía lo que los hombres pensaban de él: el viejo será loco pero su hijo es tonto.
-Buenas -le dijo U Pé al verlo llegar.
-Buenas -dijo el hijo del patrón.
-Buenas -dijeron los otros.
Y el hijo del patrón respondió:
-Buenas.
Bien: todo lo que tenían que decirse estaba dicho. El hijo del patrón se sentó en el borde de un bancal, las manos en los bolsillos.
-Buenas -dijo una voz desde el bancal de más arriba: era Franceschina que estaba espigando. Él dijo una vez más:
-Buenas.
Los hombres segaban en silencio. U Pé era un viejo de piel amarilla que le caía arrugada sobre los huesos. U Qué era de edad mediana, velludo y achaparrado; Nanín era joven, un pelirrojo desgarbado: el sudor le pegaba la camiseta y una parte de la espalda desnuda aparecía y desaparecía con cada movimiento de la hoz. La vieja Girumina espigaba, acuclillada en el suelo como una gran gallina negra. Franceschina estaba en el bancal más alto y cantaba una canción de la radio. Cada vez que se agachaba se le descubrían las piernas hasta las corvas.
Al hijo del patrón le daba vergüenza estar allí haciendo de vigilante, erguido como un ciprés, ocioso en medio de los que trabajaban. «Ahora», pensaba, «digo que me den un momento una hoz y pruebo un poco.» Pero seguía callado y quieto mirando el terreno erizado de tallos amarillos y duros de espigas cortadas. De todos modos no sería capaz de manejar la hoz y haría un triste papel. Espigar: eso sí podía hacerlo, un trabajo de mujeres. Se agachó, recogió dos espigas, las arrojó en el mandil negro de la vieja Girumina.
-Cuidado con pisotear donde todavía no he espigado -dijo la vieja.
El hijo del patrón se sentó de nuevo en el borde, mordisqueando una brizna de paja.
-¿Más que el año pasado, este año? -preguntó.
-Menos -dijo U Qué-, cada año menos.
-Fue- dijo U Pé- la helada de febrero. ¿Se acuerda de la helada de febrero?
-Sí -dijo el hijo del patrón. Pero no se acordaba.
-Fue -dijo la vieja Girumina- el granizo de marzo. En marzo, ¿se acuerda?
-Cayó granizo -dijo el hijo del patrón, mintiendo siempre.
-Para mí -dijo Nanín- fue la sequía de abril. ¿Recuerda qué sequía?
-Todo abril -dijo el hijo del patrón. No se acordaba de nada.
Ahora los hombres habían empezado a discutir de la lluvia y el hielo y la sequía: el hijo del patrón estaba fuera de todo ello, separado de las vicisitudes de la tierra. El ojo del amo. El era sólo un ojo. Pero, ¿para qué sirve un ojo, un ojo solo, separado de todo? Ni siquiera ve. Claro que si su padre hubiera estado allí habría cubierto a los hombres de insultos, habría encontrado el trabajo mal hecho, lento, la cosecha arruinada. Casi se sentía la necesidad de los gritos de su padre por aquellos bancales, como cuando se ve a alguien que dispara y se siente la necesidad del estallido en los tímpanos. Él no les gritaría nunca a los hombres, y los hombres lo sabían, por eso seguían trabajando sin darse prisa. Sin embargo era seguro que preferían a su padre, su padre que los hacía sudar, su padre que hacía plantar y recoger el grano en aquellas cuestas para cabras, su padre que era uno de ellos. Él no, él era un extraño que comía gracias al trabajo de ellos, sabía que lo despreciaban, tal vez lo odiaban.
Ahora los hombres reanudaban una conversación iniciada antes de que él llegara, sobre una mujer del valle.
-Eso decían -dijo la vieja Girumina-, con el párroco.
-Sí, sí -dijo U Pé-. El párroco le dijo: Si vienes te doy dos liras.
-¿Dos liras? -preguntó Nanín.
-Dos liras -dijo U Pé.
-De las de entonces -dijo U Qué.
-¿Cuánto serían hoy dos liras de entonces? -preguntó Nanín.
-No poco -dijo U Qué.
-Caray -dijo Nanín.
Todos reían de la historia de la mujer; el hijo del patrón también sonrió, pero no entendía bien el sentido de esas historias, amores de mujeres huesudas y bigotudas y vestidas de negro.
Franceschina también llegaría a ser así. Ahora espigaba en el bancal más alto, cantando una canción de la radio, y cada vez que se agachaba la falda se le subía más, descubriendo la piel blanca de las corvas.
-Franceschina -le gritó Nanín-, ¿irías con un cura por dos liras?
Franceschina estaba de pie en el bancal, con el manojo de espigas apretado contra el pecho.
-¿Dos mil? -gritó.
-Caray, dice dos mi l-dijo Nanín a los otros, perplejo.
-Yo no voy ni con curas ni con «civiles» -gritó Franceschina.
-Con militares, ¿sí? -gritó U Qué.
-Ni con militares -contestó y se puso a recoger espigas de nuevo.
-Tiene buenas piernas la Franceschina -dijo Nanín, mirándoselas.
Los otros las miraron y estuvieron de acuerdo.
-Buenas y rectas -dijeron.
El hijo del patrón las miró como si no las hubiera visto antes e hizo un gesto de asentimiento. Pero sabía que no eran bonitas, con sus músculos duros y velludos.
-¿Cuándo haces el servicio militar, Nanín? -dijo Girumina.
-Hostia, depende de que quieran examinar otra vez a los eximidos -dijo Nanín-. Si la guerra no termina, me llamarán a mí también, con mi insuficiencia torácica.
-¿Es cierto que Norteamérica ha entrado en la guerra? -preguntó U Qué al hijo del patrón.
-Norteamérica -dijo el hijo del patrón. Tal vez ahora podría decir algo-. Norteamérica y Japón- dijo y se calló. ¿Qué más podía decir?
-¿Quién es más fuerte: Norteamérica o Japón?
-Los dos son fuertes -dijo el hijo del patrón.
-¿Es fuerte Inglaterra?
-Eh, sí, también es fuerte.
-¿Y Rusia?
-Rusia también es fuerte.
-¿Alemania?
-Alemania también.
-¿Y nosotros?
-Será una guerra larga -dijo el hijo del patrón-. Una guerra larga.
-Cuando la otra guerra -dijo U Pé-, había en el bosque una cueva con diez desertores-. Y señaló arriba, en dirección de los pinos.
-Si dura un poco más -dijo Nanín- yo digo que nosotros también terminaremos metidos en las cuevas.
-Bah -dijo U Qué-, quién sabe cómo irá a terminar.
-Todas las guerras terminan así: al que le toca, le toca.
-Al que le toca le toca -repitieron los otros.
El hijo del patrón empezó a subir por los bancales mordisqueando la brizna de paja hasta llegar a Franceschina. Le miraba la piel blanca de las corvas cuando se inclinaba a recoger las espigas. Tal vez con ella sería más fácil; se imaginaría que le hacía la corte.
-¿Vas alguna vez a la ciudad, Franceschina? -le preguntó. Era un modo estúpido de iniciar una conversación.
-A veces bajo los domingos por la tarde. Si hay feria, vamos a la feria, si no, al cine.
Había dejado de trabajar. No era eso lo que él quería; ¡si su padre lo viera! En vez de montar la guardia, hacía hablar a las mujeres que trabajaban.
-¿Te gusta ir a la ciudad?
-Sí, me gusta. Pero en el fondo, por la noche, cuando vuelves, qué te ha quedado. El lunes, vuelta a empezar, y te fue como te fue.
-Claro -dijo él mordiendo la brizna.
Ahora había que dejarla en paz, si no, no volvería a trabajar. Dio media vuelta y bajó.
En los bancales de abajo los hombres casi habían terminado y Nanín envolvía las gavillas en lonas para bajarlas cargadas sobre las espaldas. El mar altísimo con respecto a las colinas empezaba a teñirse de violeta del lado del ocaso. El hijo del patrón miraba su tierra, pura piedra y paja dura, y comprendía que él le sería siempre desesperadamente ajeno.
domingo, 16 de diciembre de 2007
castillo de arena

Aquí sentados, en el abismo del mundo, mirando el cielo morir una noche más. En la mano, las arenas del tiempo que se deslizan a gran velocidad, no dan tiempo de atrapar aunque sea un granito de la vida que se esfuma.
La vida cuesta, la muerte cuesta, todo lleva un precio, y lo que cuesta armarse, pronto puede disolverse como pequeños castillos de arena a las orillas del mar. Con el tiempo me di cuenta que los héroes y valientes, príncipes y princesas solo existen en los libros. El mundo real es distinto, la gente siente miedo, y los valientes no son los que avanzan frente a la adversidad a capa y espada montados en un blanco corcel sin sentir la menor inmutación. Valiente es aquel, que a pesar del miedo, intenta enfrentarlo diariamente. Valiente es el médico que salva vidas en un hospital público por el sueldo miseria de empleado público, valiente es el maestro de frontera, que a pesar de no tener lo necesario apuesta todo el tiempo para que puedan aprender algo en la vida, valiente es aquel que a pesar de estar rendido, cansado sin fuerzas y esperanzas continua levantándose de su cama día tras día para salir a la jungla de cemento.
No creo en hombres y mujeres todopoderosos, creo en personas comunes de carne y hueso, que lloran, ríen, aman y odian, que sufren y son débiles. Que a pesar de todo jamás pierden su capacidad de soñar, de crear, de proyectar. Tal vez seamos un poco equilibristas, y nos gusta pender de la cornisa. Atando los sueños a la realidad. Viviendo con la adrenalina única y esa vorágine que nos hace sentir vivos.
En lo personal, me gusta tener mi cabeza en la luna pero con los pies en la tierra. Conozco el piso que se despliega bajo mis talones. Por momentos es firme y conciso, y otras veces se torna inestable y movedizo. Pero es ahí cuando se que no estoy sola, y siempre existe una mano amiga para ayudarme a saltar el pantano. Para que caminemos juntos en la misma dirección, sin palabras, sin pantomima tan solo con la presencia infinita de saber que está allí al lado para socorrerme si lo necesito, para un abrazo sincero cuando siento miedo y una eterna sonrisa cuando este mal.
El tiempo corre, y cuanto más pensamos más se escapa, más se dilata la espera. Saltemos juntos entonces, no perdamos el tiempo y corramos tras la huella, tras el sueño que se escapa…no dejemos que el castillo de arena se disuelva entre la bruma, entre el mar y las estrellas.
jueves, 6 de diciembre de 2007
Una noche de verano...

Esa madrugada desperté empapadisima, enredada entre unas sabanas que no me eran familiares. Abrí primero un ojo, el izquierdo y a continuación el derecho, dando un giro de 180 grados hasta encontrarte allí tendido, con tu torso desnudo y un pie adentro y el otro fuera de la cama. Parecías un niño, allí dormido e indefenso. Las gotas de sudor caían por tu pecho, mientras que el aire del acondicionador hacia su máximo esfuerzo por intentar frenar la transpiración que brotaba, propia de una noche bastante agitada.
Me levante, me puse esa remera viejita tuya de Pink Floyd que tanto te gusta y me dirigí al baño para remojarme un poco la cara e intentar peinarme, el calor era sofocante, quizás también beber un poco de agua bien fría de la canilla; la cocina quedaba lejos, no había muchos ánimos de ir a servirme de la heladera.
Volví a la habitación, procuré no hacer mucho ruido, puesto a que me parecía una imagen muy tierna el verte allí tirado, tranquilo, con las defensas bajas, sin fuerzas para pelear, y me detuve a contemplarte por un buen rato. Busque en el bolsillo trasero de tu pantalón de jean color black denim un cigarrillo. Yo nunca fumo, pero esa noche se merecía uno, que se yo…a manera de festejo…pero, ¿Qué festejaba?
Me asomé al balcón y sentándome en el suelo al lado de un pótus medio marchito me prendí el pucho y comencé la cuenta regresiva de toda esa noche. Volviendo unas horas atrás en el tiempo, no sé ni cómo lo logre…una especie de efecto mariposa, me remonte al principio de todo, como llegue hasta esa habitación tan masculina, como hice las cosas que hice, el amor que sentí durante unas horas, en fin.
Todo comenzó la noche del viernes anterior en un bar de la calle Maipú. La cita era a las 21 hs, hacia tanto tiempo que no te veía que hasta ya tenía miedo de no reconocer tus facciones, tu pelo, tu olor, ese hoyuelo malvado que tanto me gusta junto a tu boca. En fin, todo me daba vueltas, el estomago era como una calesita a 180 km/h. mis manos sudaban y mis piernas se retorcían como una serpentina. Sentía ese miedo de adolescentes en su primera salida. Llegaste tarde, como es de costumbre en vos. Pero como enojarme si esa sonrisa siempre me compra. Nos miramos un instante, como reconociéndonos… ¿sos vos o no? Nuestros ojos se fundieron y solo atinamos a abrazarnos y besarnos, como pocas veces, pero parecía como la primera vez, con ese temor a lo desconocido.
Entramos al bar, nos sentamos en una mesita al fondo de todo. Las luces tenues hacían del lugar algo sumamente acogedor. De fondo algo de blues y jazz, Norah Jones era, creo. El me pregunta:
-Lo de siempre no?, o cambiaste en todo este tiempo???
Y yo le contesto:-si me conoces algo, sabes que yo no cambio tan fácil. Si, lo de siempre, afirmando con la cabeza.
Estaba maravilloso, tan varonil, tan maduro…tres años y parecía ayer cuando entre lágrimas nos despedíamos sin un reencuentro a futuro. Me pregunta tímido pero con ese aire canchero que lo caracteriza, ¿me extrañaste?...esbozando una leve sonrisa cómplice.
No le contesto,- dando un sorbo a mi daikiry de frutilla.- La verdad pensé, que te iba a extrañar más, pero no fue así.
Él:-Vamos nena, te conozco y no te creo-me toma de la mano.
¿Y vos?...¿le pregunto yo, pensaste en mi?
Él: Cada segundo de mi vida…y se ríe
Sos un fucking mentiroso!!!…seguro te encamaste con todas las yanquis que se te cruzaron por el camino. ¿Me vas a decir que en tres años nada?
Él: Linda, si me conoces bien sabes que estuve mucho pensando en vos. Y eso es posta!!
Yo:-Que pienses en mi no significa que seas un santo.
Ahí se acerca me toma del mentón, y me dice…extrañaba tus labios hermosos y esos cachetes rosaditos que contrastan con tu blanca piel. Me besa mordiéndome suavemente el labio inferior, con tanta dulzura, con tanta pasión, que creo que perdí la noción y el control de todos mis sentidos por 5 minutos.
Seguimos hablando un rato más, y en esa me dice:
- ¿queres ir al depto?….traje cosas nuevas, estuve remodelando un poco, además tengo algunas cosas que te traje.
Yo:-¿me trajiste algo?, ¿Qué?, pregunto intrigadísima.
Él. Ahhhh!!!..surprise linda, ya lo sabras.
Paga la cuenta, como siempre. Y nos vamos doblando la esquina. Ahí estaba estacionado su auto. Un palio nuevo muy bonito, con vidrios polarizados de color negro. Muy discreto todo. Subimos y vamos para su casa. Cuantos recuerdos…cuantas tardes y noches a escondidas, cuantos secretos, encuentros y desencuentros.
Llegamos rápido, no había mucha gente circulando…raro para ser una calurosa noche de sábado. Guardamos el coche en el garaje, y luego subimos. Ese lugar era tan mío y a la vez no. Había olor a historias mías por todo el edificio, pero sentía que una parte mía se había olvidado de todo eso.
7mo piso, depto. C. él entra primero, prende las luces. Estaba todo muy cambiado. Muy minimal. Blancas paredes, vidrio, metal, sillones negros. Muy distinto a la última vez que pase mi noche en ese lugar. Ya no reconocía nada. Todo me era ajeno.
Hacía mucho calor, prende el aire y me da algo de tomar de la heladera. Yo prendo la radio, Aspen. Justo un tema que amamos, Crazy de Patsy Cline. El se sienta a mi lado sin quitarme la vista. Y de apoco su boca comienza a acercarse lentamente sobre el margen derecho de mi cuello. Me corre hacia un costado el cabello, y comienza con suaves besos a recorrer mi hombro, mi cuello hasta llegar a mis orejas. Dejo el vaso a un costado, y comienzo a besarlo también con suma pasión, como anhelando esos besos, esas caricias que por fin eran mías otra vez. En un acto de impulsividad, se levanta del sillón y me sube sobre su regazo llevándome hasta el dormitorio. Me desliza suavemente sobre la superficie de la cama y su cuerpo se tumba con suma cautela sobre el mío. Me sigue acariciando, sus manos necesitaban reconocer el terreno que estaban tocando, volviendo a recorrer los senderos que habían sido olvidados durante tres años de larga ausencia. Yo lo necesitaba, lo aclamaba. Me arrodille sobre el colchón y de apoco fui desabrochando los botones metálicos de su camisa negra. De un tumbo lo deje del otro lado de la cama. Yo sobre su regazo…comencé a desprenderme de mis ropas con un poco de vergüenza y ese jueguito de nenita que tanto lo volvía loco.
Lo tome por las manos y llevándolas hacia la cabecera de la cama lo sostuve con todas mis fuerzas, acepto que el también colaboro un poco. Nos poseímos el uno al otro. Ya ninguno de los dos sabía cual eran los límites del propio cuerpo. Rasgue su pecho con mis uñas y saboree de su ser como nadie más hizo. Fuiste animal y dulce, y yo me convertí en tu vampira, bebí de tu sangre, de tu esencia. Me hiciste gritar hasta que las paredes vibraron, 4 o 5 veces. De repente todo se calmo y moriste en mí, y yo morí en vos. Perdí el conocimiento…así hasta casi el amanecer. Luego dormiste y yo dormí en tus brazos.
Así estuve hasta que desperté y volví en sí. Ahora te miro, tan niño tan hombre, tan mío…ansiaba tus besos, tu sexo, tu cuerpo. Las noches clandestinas, todo tu yo. Tire la colilla del cigarrillo por el balcón y volví a tu lado. Ya no quería perder ni un minuto más de ti, tres años de eterna espera habían sido demasiado…ahora por fin estabas aquí, entre las paredes de la habitación donde me hiciste tuya por primera vez.
domingo, 2 de diciembre de 2007
bitacora de una obsesion

Mío, tan solo quiero que seas mío. Te nombro, te busco, más no te encuentro. Te pierdes en mi mente, en mi cabeza conjunto a los millones de recuerdos e imágenes mentales de tu rostro. Te vuelves añicos, te desgranas con el ocaso, y yo con esa paciencia infinita intento unir tus moléculas para volverte a transformar, recrearte a mi modo de alguna manera. Pienso en ser dios y hacer de ti mi creación. Quizás pueda configurarte, transfigurarte…reprogramar tu corazón y tus recuerdos.
Te observo a cada instante, como a una joya entre mis manos, y me carcomo a mí misma, en mi recelo y en mi soledad. Te lloro en silencio, y trago mis lagrimas cuan veneno, que cae por mi garganta como un acido, que llega a mi estomago plagándome de bilis verde, que brota por mis poros con ímpetu, con esa ira que tan solo conocen los que sufren al perder.
Camino las calles añejas, olvidadas por el tiempo y a la buena de Dios, buscando un sendero que me lleve tras tus huellas. Sé que es tarde, tu reloj ya dio las horas, y él no sonara por mí ya nunca más, pero aun intento una vez más recobrar lo que alguna vez fue mío, y que con tanto fervor cuide y ame.
Me volví polvo, la sombra de una niña que de repente se hizo mujer en tus brazos. El espectro de un ser oscuro. De uñas negras y cabello ensortijado. Un ente que vaga por los rincones del mundo buscando un aroma, un sonido, un signo o una señal. Algo que tenga tu forma o parte de tu esencia. Unos ojos que me miren y no me juzguen. Te ame demasiado, pero jamás me había dado cuenta hasta que un día abrí los ojos y ya no estabas al pie de mi cama como todas las mañanas, que tus manos ya no se enroscaban entre mis cabellos, y tu boca dejo de respirar sobre mi nuca.
Me siento más sola que nunca, vacía y desamparada, acurrucada en un rincón esperando. Empapada en un mar de llanto. Lastimando mi piel, vejando mis manos y mi corazón. Quiero desconectar mi cuerpo del hilo que me une al mundo y dejarme llevar. Ya no me importa el destino, el cielo o el infierno me da igual, de todas maneras en ninguno de los dos estaré contigo. Fracase, contigo y conmigo. Ya no deseo más nada, pues todo lo que deseaba era al menos una noche entre tus brazos, pero esa idea se ha esfumado.
Vuelvo a mirar los recortes de tu rostro en la vieja fotografía color sepia, esa que destruí y luego intente rearmar tal cual un rompe cabezas con cinta. Ya nada es igual, o todo es lo mismo. No se…no encuentro diferencias. Las noches de alcohol y música suicida quizás crearon un ser anestesiado, incapaz de inmutarse ante cualquier acto sublime, con la virtud de escaparse propia de los cobardes y la esperanza de los que sueñan, propia de los valientes. Ya no creo en nada, ya no creo en nadie, ni siquiera en mi misma, porque hasta yo he traicionado mi dignidad, rebajándome a la suplica, humillándome ante la indiferencia. Comiendo de las migajas de tu corazón partido. No es mucho, pero así me conformaba. Pero ahora sé que no es lo que mi cuerpo necesita. Mi alma te aclama entero, no porciones de ti.
Estoy cayendo, sucumbo ante lo inevitable, era previsible todo esto pero estuve ciega y me negué a ver la realidad. Me encerré en mi castillo de cristal y no quise saber del mundo real. Hoy que me volví una vagabunda, mendiga de un sentimiento, dueña de una obsesión se cuan errada estuve. Ahora pago mi pecado, amarte con locura, tanto así que resolví volar lejos. No tiene sentido la vida, y la muerte me parece absurda. Quizás, en otra vida, en otro cuerpo en otro tiempo y lugar, pueda reparar mi error…por eso allí voy a tu encuentro…
Y la sangre se extendió a lo largo y ancho de la sábana blanca de algodón. Este es el fin de una agonía, el final de una obsesión.
Te observo a cada instante, como a una joya entre mis manos, y me carcomo a mí misma, en mi recelo y en mi soledad. Te lloro en silencio, y trago mis lagrimas cuan veneno, que cae por mi garganta como un acido, que llega a mi estomago plagándome de bilis verde, que brota por mis poros con ímpetu, con esa ira que tan solo conocen los que sufren al perder.
Camino las calles añejas, olvidadas por el tiempo y a la buena de Dios, buscando un sendero que me lleve tras tus huellas. Sé que es tarde, tu reloj ya dio las horas, y él no sonara por mí ya nunca más, pero aun intento una vez más recobrar lo que alguna vez fue mío, y que con tanto fervor cuide y ame.
Me volví polvo, la sombra de una niña que de repente se hizo mujer en tus brazos. El espectro de un ser oscuro. De uñas negras y cabello ensortijado. Un ente que vaga por los rincones del mundo buscando un aroma, un sonido, un signo o una señal. Algo que tenga tu forma o parte de tu esencia. Unos ojos que me miren y no me juzguen. Te ame demasiado, pero jamás me había dado cuenta hasta que un día abrí los ojos y ya no estabas al pie de mi cama como todas las mañanas, que tus manos ya no se enroscaban entre mis cabellos, y tu boca dejo de respirar sobre mi nuca.
Me siento más sola que nunca, vacía y desamparada, acurrucada en un rincón esperando. Empapada en un mar de llanto. Lastimando mi piel, vejando mis manos y mi corazón. Quiero desconectar mi cuerpo del hilo que me une al mundo y dejarme llevar. Ya no me importa el destino, el cielo o el infierno me da igual, de todas maneras en ninguno de los dos estaré contigo. Fracase, contigo y conmigo. Ya no deseo más nada, pues todo lo que deseaba era al menos una noche entre tus brazos, pero esa idea se ha esfumado.
Vuelvo a mirar los recortes de tu rostro en la vieja fotografía color sepia, esa que destruí y luego intente rearmar tal cual un rompe cabezas con cinta. Ya nada es igual, o todo es lo mismo. No se…no encuentro diferencias. Las noches de alcohol y música suicida quizás crearon un ser anestesiado, incapaz de inmutarse ante cualquier acto sublime, con la virtud de escaparse propia de los cobardes y la esperanza de los que sueñan, propia de los valientes. Ya no creo en nada, ya no creo en nadie, ni siquiera en mi misma, porque hasta yo he traicionado mi dignidad, rebajándome a la suplica, humillándome ante la indiferencia. Comiendo de las migajas de tu corazón partido. No es mucho, pero así me conformaba. Pero ahora sé que no es lo que mi cuerpo necesita. Mi alma te aclama entero, no porciones de ti.
Estoy cayendo, sucumbo ante lo inevitable, era previsible todo esto pero estuve ciega y me negué a ver la realidad. Me encerré en mi castillo de cristal y no quise saber del mundo real. Hoy que me volví una vagabunda, mendiga de un sentimiento, dueña de una obsesión se cuan errada estuve. Ahora pago mi pecado, amarte con locura, tanto así que resolví volar lejos. No tiene sentido la vida, y la muerte me parece absurda. Quizás, en otra vida, en otro cuerpo en otro tiempo y lugar, pueda reparar mi error…por eso allí voy a tu encuentro…
Y la sangre se extendió a lo largo y ancho de la sábana blanca de algodón. Este es el fin de una agonía, el final de una obsesión.
lunes, 26 de noviembre de 2007
Una serie de eventos mas que desafortunados!!!

No fue martes ni viernes 13, pero rayos que si fue un día de miércoles! Ya no recuerdo de que semana estoy hablando, porque intento resetear los malos momentos, para que solo pasen a formar parte de la papelera de reciclaje. Aunque este merece ser recordado, como el día de mas mala suerte de toda mi vida, hasta hoy.
Todo empezó el día anterior. Eran las 18 hs de un día tal, mientras estaba tomando la chocolatada con galletitas melva, suena el teléfono. Corrí a atender porque luego de los cuatro llamados atiende el insoportable contestador, y luego me da mucha fiaca levantar los mensajes. Además, odio cuando creo que hay mensajes, y solo respiran y cuelgan. Por Dios! ¿Les avergüenza una maquina contestadora???, bueno no viene al caso. Atiendo:
Yo:-Hola?
Srta. del teléfono:-Si con la Srta. M, por favor?
Yo:-Si, es ella…Quien le habla?
Srta. del teléfono:-hola la llamo para concertar una entrevista para el día de mañana por un puesto de empleada, en el local de Jazmín Chebar
(ahí casi que me atraganto con la galletita)
Yo:-Si como no…dígame a qué hora y donde!
La muchacha me pasa todos los datos, cuelgo el teléfono y me mando una de esas puteadas berrinchosas…Fucking hell!!!...se me acabó la haraganería!
El día terminó, me fui a dormir temprano porque sabía que me tenía que levantar para los preparativos, y como buena mujer que soy siempre tardo.
Al otro día, me levante como una tromba porque me había quedado dormida, el despertador que compre en el todo por dos pesos obviamente debería venir con fecha de caducidad porque no sonó. Menos mal, que tengo un reloj biológico que funciona bastante bien. Me vestí, me calcé los zapatos, agarre mi bolso y partí.
Ya de por sí, el viaje fue pésimo. Viajando como ganado desde la estación Ballester hasta Carranza. El olor a pueblo que se metía por mis fosas nasales me estaba asfixiando y no me dejaba respirar. En cualquier momento sacaba la cabeza por la ventanilla y devolvía ahí mismo. Al tiempo, que los trabajadores y colegiales libidinosos bajo el marco del apretujamiento aprovechaban a apoyarte de todos los güines habidos y por haber. Así llegue hasta Carranza, viajando en una lata de sardinas durante 30 minutos. Salgo de la estación, y camino hasta Libertador, cruzo por la gran casa de corridas y espero el 34 con destino a Plaza Italia.
Me bajo en Santa fe, y con la puta mala suerte que solo tienen los tremendos losers, al descender del bondi se me quiebra el taco del stilleto. ¡¡¡Maldita sea!!!, mi mala suerte no podía ser peor, por poco y no me quiebro el pie. Me acorde tan bien de toda la familia del colectivero por estacionar a 50m de la acera que me habrán escuchado hasta en el zoológico.
¿¿Qué hago?? Fue lo primero que dije mientras miraba el taco de mi zapato con esa cara de Perrito mojado. Comprar unos zapatos nuevos era imposible, 1 porque ya no había tiempo y dos no tenía suficiente dineral. Por suerte de esas previsiones mías, cada vez que salgo con zapatos llevo en mi bolso mi par de zapatillas porque sé que no los soportare por mucho tiempo. Y dije, ¡¡bueno ma’ si!!, al menos están iguales. Me calce mis converse, y Salí cagando para la entrevista. Creo que mi maratónica corrida por Borges, nunca había sido tan rápida. Di un par de vueltas buscando al mal parido local hasta que al fin lo encontré. Me tomo unos 10 minutos para respirar, arreglarme un poco el pelo, y echarme algo de perfume.
Abro la puerta, y pongo mi mejor sonrisa esbozando un buen día muy afable, y me dirigí al mostrador. Allí había una chica con mucha cara de aburrida, le explique quien era y para que venía, y con cara de pocos amigos…me dice:-espera ahí!!! A bueno dije yo para mis adentros, si así empezamos. Ya no tenía un buen día, me salía con alguna boludes y se armaba el soho. Espero 5 minutos, y luego sale la misma Srta. y me hace pasar para hablar con la encargada de personal.
¡¡Jamás me imagine un persona con tanta mala onda!!, por favor!!...El aire se cortaba con una tijera. Entre mi dije, ¡ni loca quiero trabajar acá!, así que más vale que esto se termine rápido porque me quiero ir a mi casa. Como a los 20 minutos ya estoy en la calle otra vez. Entro a caminar con rumbo para Santa Fe otra vez por Godoy Cruz. Eran las 11 de la matina de un día muy caluroso, ya estaba pensando en llegar a mi hogar, llevar los zapatos a arreglar, cuando en una de esas vueltas macabras del destino, un tipo sale de la nada de una esquina. Un negro, un cabeza…que me apunta y muy apresurado me dice,¡¡¡dame toda lo que tenés !!!, rápido!!..Yo me quede dura…era la primera vez en mi vida que me afanaban. Me dice, que sos sorda piba!!??...No, dije yo. Toma pero no me hagas nada!!, agarra mi bolso, y me dice date la vuelta, zas, pensé yo acá me lleva a un descampado y me viola. Date la vuelta y seguí para allá, y más vale que no digas nada a ningún rati…porque tengo todas tus cosas y cagaste chetita!!, (¿cheta yo?, puff pensé). Entre a caminar en sentido contrario, cagada hasta las patas. Así hice dos cuadras, mire para atrás y ahí me dije…la puta madre!!!...Ahora…¿Qué hago?, no tenia guita para volverme, todo estaba en mi bolso. Billetera, documentos, llaves…¡mis zapatos! Ni siquiera podía llamar a mi casa, porque a esa hora no hay nadie.
Me senté en el escalón de un depto., y lo único que alcance a hacer fue largarme a llorar como una idiota impotente. ¡Menos mal!, al menos mis lagrimas sirvieron de algo. Una Sra. que pasaba por ahí escuchó mi llanto desconsolado, y me pregunta que me había pasado, porque lloraba así. Yo entre llanto, moco tendido y la falta de respiración (aclaro porque cuando lloro desconsoladamente no puedo respirar), le explico que me acababan de robar todo, y no tenia como volverme a mi casa. La Sra., muy gentilmente saca de su billetera $5 pesos y me los da. Yo muy agradecida, le pido su teléfono para así devolvérselo más tarde, y ella se niega rotundamente, me dijo por 5 pesos no te vas a venir hasta acá otra vez. Le agradecí eternamente y emprendí rumbo a mi casa.
Otra vez bancarme el tren, más vacio ahora y luego un colectivo. Por fin estaba en mi barrio, ahora a casa me dije, no salgo más en todo el día!!!...y para mi grata desgracia, chan!!...no había en casa nadie, y yo sin poder entrar. Muriéndome de hambre, de sed, de calor, con una mala onda impresionante, espere desde las 13 hs hasta las 15hs en el escalón de la puerta de mi casa.
Al fin logro entrar…solo quiero irme a dormir y no salir más!!...En eso suena el teléfono, y para mi grata sorpresa, mi hno. atiende y me dice, te llaman de un local…quieren saber si podes empezar mañana??...Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!.
miércoles, 21 de noviembre de 2007
2+2=5

Cerdos que comen de tu mano, y danzan en lujuria, te llaman a la fornicación, y finges…simulas, un mundo irreal, que descansa sobre tus hombros… te va venciendo en la penumbra.
Eres un maldito soñador, que vive de ilusiones. ¿Cómo puedes ver con cuando tus ojos están sellados? La madre perra te poseerá sino aprendes a discriminar. El saber distinguir entre el bien y el mal, motivo de ángeles caídos y batallas celestiales.
Por algunos momentos, te caes al piso y ruedas y ellos dejan que te fundas…en tu propio excremento y hedor, que comas de sus palabras como un veneno enriquecedor, y que te vuelvas un pasivo en este juego de roles.
El cielo se cae, y aun en su pedestal, tu corona de vanidades se desgrana bajo el sol. Un día nuevo que sale, y los gusanos aguardando por devorar tu corazón. En el polvo comerás, enviciado y asqueado por el vomito y el pánico. El dolor te embeberá, y por tus venas correrá el vacío existencial y la amnesia de identidad.
Calla, solo sabes callar. Los buitres negros se servirán de tu carne carente de afecto. ¿Cuándo fue que ha ocurrido esta fuga masiva de cerebros?, con las manos llenas de lodo entre el llanto y la sangre, la justicia se desdoblará en la feria de las debilidades.
Tan sólo divagaras en un mundo sureal, con pautas y normas que rijan tu verdad, en tu consiente ambigüedad, tu palabra ha sido denegada. No cuestiones mi autoridad. Sera que no has estado prestando atención.
Si pretendes cambiar tu mundo con leyes sometidas, entonces prefiero quedarme aquí, en mi hogar… donde 2 + 2, siempre será igual a 5.
Nota al pie: Libre interpretación y readaptación de la canción. Ver también original 2+2=5 de Radiohead. Para otros puntos de vista que acompañen la idea también ver, The Wall y Rebelión en la Granja.
domingo, 18 de noviembre de 2007
Verde oscuridad

Vivo en la oscuridad, pero en una oscuridad afable. Una oscuridad que descansa detrás de los ojos como un sueño profundo. Esa verde oscuridad que deambula lenta y misteriosa por los rincones del inconsciente. Que se extiende como un enorme lienzo donde proyectare mis miedos, mis aciertos, mis momentos de placer onírico y mis pesadillas mas ocultas.
Extiendo en un trance mi mano al infinito intentando acariciar cada estrella que pasa fugaz y estrepitosa por mi cabeza. Pinto el cielo de color, y floto entre los humos de verde jade que arden con fusión. Así la oscuridad se va transformando, y haces de luz comienzan a filtrase con una violencia sensual. Todo se ha teñido, ya la nada era el todo. Visiones y espejismos multicolor, resplandecientes, como la imagen de un Dalí vivo se desplegaban como abanicos. Mascaras danzantes, aquellas salidas de los clásicos carnavales venecianos, todo era una fiesta, espesa y efervescente, una clase de nirvana ultrasensorial.
Extasiada bajo ese placer de imágenes, comienzo a ser parte de tan preciado y deslumbrante escenario. Unicornios alados acompañan mi ascenso al desconcierto y la fascinación. Lunas rosas giran a mí alrededor, adornadas entre rosas y envueltas en un manto de estrellas y perlas. Soy por fin parte de un sistema, pertenezco. Las imágenes son el legado de mis deseos. Todo es mío, absolutamente mio.
martes, 13 de noviembre de 2007
Un break

Desespero, caigo y tiemblo. La acidez me quema el vientre, y la incertidumbre mi cabeza, que se enreda entre telarañas, las que tejen y destejen mis pensamientos noche tras noche. Me levanto, titubeo, parpadeo un par de veces antes de abrir los ojos completamente.
El frio me ataca, la desolación y la agonía se filtran como las gotas de lluvia que caen suspendidas, lentas, como sabiendo que terminaran rompiéndose en el suelo, como mi fe. Desfilo por el corredor, ruedo por una escalera y entre espejos rotos intento figurar mi rostro, rearmar ese imaginario sobre mí, que hace tanto extravié, que hace tanto olvide. Camino por el callejón, me pierdo entre las paredes, me desdibujo. Quiero arrancar el ancla que me ata al mundo, quiero volar, huir allá lejos, a un lugar que solo vi en los sueños.
Trepo un paredón repleto de grafitis, salto la valla y corro. Rompo las barreras del espacio, del tiempo, de la sociedad y me pierdo, me escondo, me disfrazo de todo aquello que quieres que sea y que no. Me olvido de todo, hago un back up a mi mente y comienzo otra vez. Te vuelvo a buscar, y en círculos me vuelvo a enredar.
Busco en la espera que desespera, una mano conocida o no, unos ojos que dejen de mirar para poder ver. Lo que yace más allá, lo que las retinas vulgares no pueden divisar, un alma que se evapora, un alma que se dilata en la luz. Abro mi corazón ante ti, y dejo escapar un millón de mariposas que se mimetizan, que pronto se secaran y volverán a ser polvo y materia otra vez, regenerándose en algo nuevo, mutando.
Desvanezco, mis piernas tiemblan y mis labios se vuelven áridos, deje de respirar por un instante para sentir el respiro de un ángel. Me buscaste y me sostuviste con tus palmas, me cobijaste y me diste calor como a un pequeño gorrión. Curaste mis alas rotas, peinaste mis cabellos finos y besaste mis ojos para que ya dejara la mediocridad en el pasado. Pusiste una diadema de estrellas sobre mi cabeza y vestiste mi cuerpo desnudo y pálido. Me amaste, sentí amor, pero mas allá del físico, vi tus ojos apacibles que me idolatraban y sentí el amor brotar de tus pupilas. Me sentí especial. Deje de correr, ya no quise escapar, al fin mis pies habían encontrado un hogar, al fin mi alma se sentía en paz.
sábado, 10 de noviembre de 2007
De una veinteañera despechada!!

¡¡¡Te odio, te odio, te odio!!!...fueron las últimas tres palabras que pronuncie mientras tiraba toda tu basura por la ventana del departamento. ¡Cómo hubiese deseado que un colectivo te pasara por encima a vos y a tus cosas en ese momento, pero no!...Y sí, soy buena pero no buenuda, mi paciencia tiene un límite, y vos colmaste mi vaso.
La verdad no sé cuando las cosas comenzaron a ponerse en estado de cangrejo, cuándo fue que retrocedimos tanto al punto de convertirnos en dos extraños. Pero la cosa ya llego a su extremo máximo, y no puedes tirar mas de esta cuerda…ya se ha roto.
Tu cumpleaños número 30 fue el epicentro de la decadencia, no solo de nuestra relación, sino de tu vida, y más que nada de tu persona. ¡Maldito numero!, entraste en una crisis existencial, bueno no me extraña mucho…desde que te conocí toda tu vida era una crisis. Carente de personalidad, vacio de anhelos y sueños. ¡Convivir contigo era lo más parecido al Armagedón que a la vie en rose!, tan solo con el hecho de nombrarte la palabra convivencia, se te helaban los miembros. Estoy cansada de luchar contra la corriente. Es imposible que una persona no tenga ambiciones en la vida, pero lo imposible se hizo verdad en tu persona. 30 años y aun vives muy cómodamente con tus viejos, te quejas del trabajo de mierda en el que estas, pero sin embargo no quieres cambiar por miedo a no conseguir, el compromiso te da pánico, ni hablarte de hijos o de casamiento en algún futuro muy, pero muy lejano.
¡Quédate tranquilo, que a vos ahora no te busco ni para tomar un café!
Me da mucha bronca, porque yo tengo ambiciones, quizás simples pero las tengo, y al lado de una ameba como tú, toda mi vida estaba truncada. ¿Qué podía proyectar?...absolutamente nada.
La gota que rebalsó el vaso fue cuando ya ni siquiera me querías tocar. La caída de pelo trajo también la caída de otras cosas. 6 meses sin nada, remándola como mejor pude. Hice hasta las peores y mas asquerosas cosas que en mi vida hubiera hecho por lograr reactivar tu sexo, ¡pero nada!, soy una terrible boluda!!!Por un momento llegue a pensar que quizás la que no te calentaba era yo, y hasta te propuse que intentaras con otra persona, para ver si así tu “amigo” reaccionaba; pero me dijiste que no, que me amabas, que no necesitabas de otra… pero yo no te excitaba y eso ya era evidente. Había momentos en que por las noches mientras dormías, te dabas vuelta y comenzabas a tocarme, yo animada por eso me subía a tu regazo y comenzábamos a tener relaciones, hasta percatarme que estabas dormido. Te abofetee, y despertaste…y enseguida hiciste un gesto como ¿de qué estás haciendo?..Me corriste, te diste vuelta y seguiste durmiendo. Pedazo de idiota!!...¿no te das cuenta que todo está en tu mente? Quise ayudarte, te dije…si es necesario vamos a un psicólogo, sexólogo, psiquiatra lo que haga falta…pero, ¡dejáte ayudar, porque esto se va al diablo! Fuiste dos sesiones y dejaste porque dijiste:-“la idea sola de contarle mis cosas a un extraño no me gusta”. -:¡Ah, bueno!...ándate al re carajo!!!, dije.
Me harte de tus pendejadas, me considero demasiada mujer para seguir perdiendo el tiempo, soy joven, ¿porqué truncar mi vida y mi juventud al lado de alguien que no sabe ni donde está parado? Porque algo de amor propio guardo, es que decidí dejarte…, no mas llantos, me agobian tus mariconadas, si ya sé que no vas a cambiar. Si tus lagrimitas de perro arrepentido me vuelven a comprar se que todo seguirá girando en el mismo lugar…por eso adiós, por eso te dejo…no quiero sufrir, no vale la pena, no vales la pena…¡ya no más!
Nota de página: Gracias Amiga Jay por prestarme tu historia y dejar que la hiciera relato…al fin amiga, tomaste valor…never, ever again!!
miércoles, 7 de noviembre de 2007
Pedido de una androide paranoica

¡Desnúdame!, despójame de todo lo conocido, de todo lo olvidado…apártame de toda significación y hazme pura, has de mi un nuevo ser. Ya estoy corrupta, necesito que limpies mi mente para si volver a foja cero.
¡Tócame!, hazme sentir viva por tan solo un instante, átame a tu pecho y enciérrame en tu mente para nunca escapar de tu recuerdo, de tu imaginación. Quiero ser yo quien viva en tu fantasía, quiero ser yo la musa de tus sueños y de tus pesadillas. No quiero que otro ser vague por tus adentros, déjame recorrerte entero, abrir tu pecho en dos y devorar tu corazón, comer de tu carne, servirme de tu sangre, de tu esencia.
¡Recuérdame!...quiero ser la imagen viva que reflejen tus ojos apagados que el recuerdo te duela y te haga sentir como dagas en tu alma, como agujas en tu cabeza. Quiero ser el latido de tu corazón, el jadeo de tu voz, tu eterno deseo inconcluso.
¡Deséame!, necesito que me aclames, que me llores, que me grites…Que todo tu cuerpo se convulsione. Que cada una de tus células reclamen por mí. Necesito sentirte sobre mí, tocarte y que mis dedos tiemblen, que mis rodillas flaqueen, que mi voz se vuelva un susurro al pronunciar tu nombre. Que me vuelvas sublime, que escalemos al espacio con tan solo cerrar los ojos.
No deseo ya mas vagar por este mundo sin ti, el tren de la melancolía no me lleva a ninguna parte, solo me arrastra y me aparta de mí realidad, de mi absurda realidad. Quiero romper con la burbuja que nos separa, que nos hace invisibles. Necesito ser humana, sentir, llorar, amar. No más androide, no más paranoia. No más divagues, ni actos ilusorios. Necesito de lo real, lo tangible, lo que con mis manos pueda tocar, armar y deshacer. No deseo ser un espectro que solo merodee en tu oscuridad, dame luz, dame luna, dame estrellas, dame noches eternas.
Ya estoy cansada, necesito reposar, reposar en tu hombro. No más noches en vela, no más noches de pena…no quiero seguir nombrando tu nombre en el espejo con la esperanza de que aparezcas. Te necesito real, más real que nunca. No mas sueños, solo realidad.
¡Tócame!, hazme sentir viva por tan solo un instante, átame a tu pecho y enciérrame en tu mente para nunca escapar de tu recuerdo, de tu imaginación. Quiero ser yo quien viva en tu fantasía, quiero ser yo la musa de tus sueños y de tus pesadillas. No quiero que otro ser vague por tus adentros, déjame recorrerte entero, abrir tu pecho en dos y devorar tu corazón, comer de tu carne, servirme de tu sangre, de tu esencia.
¡Recuérdame!...quiero ser la imagen viva que reflejen tus ojos apagados que el recuerdo te duela y te haga sentir como dagas en tu alma, como agujas en tu cabeza. Quiero ser el latido de tu corazón, el jadeo de tu voz, tu eterno deseo inconcluso.
¡Deséame!, necesito que me aclames, que me llores, que me grites…Que todo tu cuerpo se convulsione. Que cada una de tus células reclamen por mí. Necesito sentirte sobre mí, tocarte y que mis dedos tiemblen, que mis rodillas flaqueen, que mi voz se vuelva un susurro al pronunciar tu nombre. Que me vuelvas sublime, que escalemos al espacio con tan solo cerrar los ojos.
No deseo ya mas vagar por este mundo sin ti, el tren de la melancolía no me lleva a ninguna parte, solo me arrastra y me aparta de mí realidad, de mi absurda realidad. Quiero romper con la burbuja que nos separa, que nos hace invisibles. Necesito ser humana, sentir, llorar, amar. No más androide, no más paranoia. No más divagues, ni actos ilusorios. Necesito de lo real, lo tangible, lo que con mis manos pueda tocar, armar y deshacer. No deseo ser un espectro que solo merodee en tu oscuridad, dame luz, dame luna, dame estrellas, dame noches eternas.
Ya estoy cansada, necesito reposar, reposar en tu hombro. No más noches en vela, no más noches de pena…no quiero seguir nombrando tu nombre en el espejo con la esperanza de que aparezcas. Te necesito real, más real que nunca. No mas sueños, solo realidad.
domingo, 4 de noviembre de 2007
Soy re kitsch…y qué?

Mira bien a tu alrededor, observa que de seguro tenés uno repleto de polvo en el estante de tu living…si ahí, justo al lado de la porcelana de la abuela. Sí, mi estimado, mi estimada…la vida posmoderna es completamente una imagen kitsch, como salida de uno de los aparadores de los negocios de todo por $2. Y es que precisamente, nuestra generación tuvo que convivir forzosamente con ese tipo de comercializaciones. Si de seguro llevaríamos una etiqueta colgada en la espalda, diríamos sin mas vueltas made in china. Somos una sociedad vulgar, una mezcla de glam con grasa, amantes de lo grotesco y esas baratijas que no sirven para nada, caquidornos como les suelo decir.
Ese absurdo deseo de aparentar ser, de tener y no tener, porque a la vez son burdas imitaciones, y de muy bajo costo por supuesto. Desde el punto de vista de los estudiosos, la estética del kitsch se basa en una falsa consciencia, un término marxista que significa una actitud mental presente dentro de las estructuras del capitalismo que está equivocada en cuanto a sus propios deseos y necesidades. Los marxistas suponen que entonces existe una separación entre la situación verdadera y su fenomenología.
Pero kitsch no se refiere solamente a esos adornos carentes de funcionalidad y de una belleza no estereotipada. También existen personas, imágenes y cualquier otra situación que nos llame al desconcierto, por que el kitsch también es eso, la controversia, el shocking, ese espanto que nos resulta grotesco, mórbido pero absolutamente atractivo. ¿Me gusta pero no sé por qué? Sin ir más lejos, no sé si alguien recordará la película “La Naranja Mecánica”. Bueno, para los que la hayan visto, ¿recuerdan el cuadro situado sobre la cabecera de la cama del protagonista?, un cuadro que exhibía sin más pudores una mujer abierta de piernas, desnuda y que le brotaba una planta de su zona genital. Bueno, dicho cuadro lo he visto el otro día en la casa de mi amiga, cuando fui para hacer un tp para la facultad. Una casa muy bonita, espacios amplios, muy minimalista. Mucho blanco, madera, vidrio y metal. Espacios carentes de muchos objetos. Al entrar a ese living despojado, mi ojo no pudo evitar sentir dicho rechazo contra esa pintura, que dentro del marco de la película resultaba hasta sensual, pero dicha descontextualización hacia perder la obra y solo causar repulsión.
Aquí les dejo unas claves acerca de cómo reconocer cuando estamos ante la presencia de ojetos kitsch:
Un objeto kitsch debe de ser barato. Pagar más de tres euros supone un robo a no ser que el objeto alcance el grado de lo sublime. Recuerde que casi siempre se puede regatear el precio.
Los objetos kitsch están fabricados en plástico y decorados con colores brillantes y/o purpurina. Pese a ello se aceptan añadidos de cristal, metal, textil o metacrilato siempre que ayuden a engrandecer el objeto en cuestión.
Pese a estar realizado con materiales de tercera categoría, la suma de aleaciones produce un resultado final prácticamente indestructible y con una acusada tendencia a acumular polvo.
Generalmente en su base encontraremos grabada o pegada la inscripción 'Made in China', independientemente del lugar donde haya sido adquirido.
Un mismo objeto kitsch puede servir de 'Recuerdo de'... Valladolid, del Tirol o de Grecia, no importa. La diferencia estará únicamente en la pegatina que indique su procedencia.
Los objetos kitsch tienden de forma natural a reagruparse en sitios insospechados, creando así una fauna propia y endémica del hábitat ocupado.
Finalmente, concluyo diciendo que no se debe confundir kitsch como sinónimo de horrible. El kitsch supera esa definición elevando a los altares todo aquello que nos duele a la vista, que nos hiere el criterio estético, sea el que sea. Un objeto kitsch es tan horroroso que nos agrada, tiene un poder sensual y sexual, nos atrae irremediablemente y una vez te atrapa la estética kitsch estás perdido.
viernes, 2 de noviembre de 2007
Dadaismo by Kawakubo by me

Bueno, lo siguiente aqui sinceramente no le vas a interezar a nadie por el simple hecho de que se trata de mi vision de una vanguardia artistica que admiro muchisimo que es el dadaismo desde la perspectiva de alguien que para mi es un hito dentro del fashion world...aunque ella dista mucho de considerarse como tal.
Este es dicho tema que he de presentar hoy viernes 2 de noviembre para mi ultima clase de historia del arte, resumidamente aqui obvio.
Es importante destacar que los diseñadores por lo general obtienen muchas de sus inspiraciones o conceptos creativos dentro de la rama del arte. Es asi tambien el caso de la diseñadora Rei Kawakubo.
Si bien su conceptualizacion, su idea visionaria y creadora se podria transpolar a los conceptos utilizados por distintas vanguardias ya sea constructivismo, futurismo,minimalismo, etc. En este caso nos baseremos en su relacion al movimiento dadaista.
Kawakubo sienta sus bases y creencias de diseño en muchos de los conceptos utilizados por los artistas dadaistas. Una de sus principales similitudes es la idea de destruir todos los códigos y sistemas establecidos en el mundo del arte, en este caso ella lo toma desde la moda. La diseñadora japonesa ha utilizado sus colecciones para destruir los códigos sexistas a través del uso del color y las formas. Kawakubo acepta el sistema de la moda, lo entiende pero lucha contra él. No le gusta el gran sistema. No participa en esa industria que compra gente, diseñadores y luego los vende. Donde el dinero tiene todo el poder. En lo que respecta al pequeño sistema, a las rutinas, puede aceptar sus necesidades: por ejemplo, hacer dos desfiles al año en la semana de la moda. Pero no, en lo que respecta al grande, al que lava cerebros y pretende inculcar lo que es bueno y lo que es malo.
Ya en los manifiestos dadaistas se dejaba en claro que dichas obras se perfilaban como un movimiento antiartístico, antiliterario y antipoético, que se cuestiona la existencia del arte, la literatura y la poesía. Se presenta como una ideología total, como una forma de vivir y como un rechazo absoluto de toda tradición o esquema anterior. Este concepto también es tomado por la diseñadora que se caracteriza por tener un estilo descontracturado, cercano a la antimoda. Kawakubo ha puesto en tela de juicio los esquemas tradicionales de la forma del cuerpo y ha criticado el concepto de glamour impuesto por la sociedad occidental.
Ambos proponen en sus creaciones esa eterna contraposición a lo estipulado, a lo fijado arbitrariamente sobre la belleza de las cosas. Están en contra a la eternidad de los principios, de las leyes de la lógica, de la inmovilidad del pensamiento y de lo universal. Los dadaístas promueven un cambio, la libertad del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, lo aleatorio, la contradicción, defienden el caos frente al orden y la imperfección frente a la perfección, al igual que ella que en sus obras ha intentado plasmar la belleza de lo imperfecto para hacer singular y única cada creación.
En propias palabras de la diseñadora:"Muchas veces me han dicho que cuando la gente lleva mi ropa se siente poderosa y libre. No es esa mi intención ni mi objetivo cuando comienzo a diseñar una colección, pero es el resultado natural de luchar tanto en su creación. Eso implica, por tanto, un esfuerzo para llevarla. Y si la gente lo consigue, obtendrá una recompensa al final, se sentirá más fuerte.”
Al igual que los artistas dadá, Rei Kawakubo sobresale en la escena de la moda por su clara definicion de anti-moda, amante del shock, del escándalo, de la provocación, con la ayuda de medios de expresión irónico-satíricos. Basandose en lo absurdo y en lo carente de valor e introduciendo el caos en sus escenas, rompiendo las formas estilísticas tradicionales, es así como crea una figura tanto femenina como masculina carente de toda concepción tradicional.
El hombre aparece vestido en multitud de colores que le hacen volver al universo infantil donde no se hacían distinciones entre feminidad y masculinidad.
La mujer viste zapatos de traje, planos, muy masculinos sin perder por ello su esencia femenina. Incluso ha vestido a mujeres con jorobas o ha roto piezas de sus prendas como los cuellos o las mangas.
Eso en cuanto a sus semejanzas ideológicas y conceptuales. Ahora en tanto a sus similitudes dentro de lo que es el marco artístico, Kawakubo utiliza una técnica muy semejante a la de los artistas dadaístas. Como si las telas fueran un gran collage, Kawakubo utiliza a menudo la superposición de géneros y materiales combinados muchas veces con distintas técnicas de acabados u otros materiales no convencionales, que hacen de las prendas algo más, casi situandolas dentro de lo que seria una obra de arte.
Cada fragmento tiene un valor formal, y un valor de contenido propio, y ese collage propuesto en sus obras se transforma en un dinámico y absurdo juego de imágenes fragmentadas que revelan metáforas inesperadas, algo mas alla de lo pragmático y visual.
Rei Kawakubo, visionaria, autentica creadora no solo de un estilo de vestir, de una imagen...conlleva en ella toda una autentica filosofía de vida que la plasma en cada objeto que toca. Su alto conceptualismo aplicado a cada una de sus obras, nos habla de su persona mas alla de los parametros del diseño, sino mas bien concebida como una artista.
Por Dios cuando cresca quiero ser como vos!!!!!!!...soñar es gratis..cuando caiga Montoya tambien a cobrarme los sueños entonces pasare al plano real...
martes, 30 de octubre de 2007
Extraños conocidos!!

Una gota de sudor frio rueda por tu espalda. Una lágrima de sal cae por mi ojo. Un hombre, una mujer. Dos extraños conocidos, danzando al compás de una vieja canción. El tiempo se detuvo, ya no sabíamos ni de amor, ni odio. No hablábamos las palabras conocidas, tan solo eternos silencios…como suspiros violentos, que se acoplaban en el aire, sintiendo…con ese miedo feliz de quien está viviendo un milagro.
Cante una canción a tu oído, una canción que hablaba de vos y de mí. Una canción que describió mi corazón como un viejo libro…y sentí tus miembros flaquear ante la armonía de los fonemas. Tan solo bastó mirarte para desnudar tu ser. Tu alma yació desnuda e indefensa en el suelo por un buen rato. Buscaba desesperada volver al cuerpo.
Solo brillabas, brillabas. Tu sonrisa se reflejaba en los espejos, tu ausencia se sentía más fuerte y sin embargo estabas ahí. Te busque, te seguí mas allá de las 4 paredes de la habitación. Corrí, con pies pequeños tras tu sombra que trepaba, que se hacía pequeña y desaparecía en la oscuridad.
De repente te incorporaste, y un millón de diablos se apoderaron de tu cuerpo. Te volviste salvaje. Tu brazo se mimetizo a mi cintura como una garra, y tus labios se prendieron a mi cuello como bebe a un pecho. Bebiste de mi boca sediento, como si hubieses vagado por el desierto durante años. Me volví frágil, me volví bruma en tus brazos, bruma que se escurría por tus dedos. Abriste mi pecho, y devoraste mi corazón. Mi mente paró…Todos los pensamientos se volvieron nada, y la nada se volvió todo… contigo mientras sentía las ondulaciones de tu piel.
Un millón de mariposas colmaron mi vientre, aleteos de pasión que se hacían sonido, que se hacían grito, que se hacían uno en el viento. Ya no existía mas nada allá afuera. Te conocía tanto y a la vez tan poco. La luna giraba, era la única testigo en la noche que huía furtiva y fugitiva, cargada en su cielo de deseos y fantasías. La luna alumbro tus ojos, y las galaxias se abrieron ante mí. Colores y formas que se disfrazaban en ese baile eterno. Tejimos una telaraña que atrapo nuestras almas en su red de plata. Por un momento desee despedazarte y que te acoplaras a mí, que nos fundamos en el fuego, pero mis miembros estaban inmóviles.
El alba nos encontró. La luz invadió el cuarto…tan solo yo, mis recuerdos y tu dulce y amarga huella a la vez. Ya te habías ido y ya sentía saudades de tus besos, de tus silencios, de tus ojos de tu eterna ausencia, de tu presencia.
Comprimí mi sexo, y exhale un suspiro, largo y ensordecedor y llore por ti, llore por mí, por nuestra última noche…por nuestro eterno adiós
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